Santa Bárbara bendita, patrona de los mineros y las mineras. ¿Cómo puede seguir Ponferrada ciega, sorda y muda, respecto a la gran cantidad de beneficios que obtuvo, ‘hasta hace cuatro días’, gracias a la minería del carbón: Villablino, Páramo del Sil, Fabero, Toreno, Bembibre, Torre del bierzo, Igüeña…. y del hierro: Coto Vivaldi y Coto Wagner en San Miguel de las Dueñas, Molinaseca...?
Yo fui minero, de exterior, en Caboalles de Abajo, durante poco tiempo, para la poderosa Minero Siderúrgica de Ponferrada (M. S. P.), y estoy muy orgulloso de haberme codeado con personas tan valientes (trabajo difícil, duro y peligroso) y tan luchadoras (sin vuestra fuerza nos ningunean las Administraciones), capaces de meterse en las fauces de la mina, mientras arriesgan la vida para arrancar el carbón y el hierro de las entrañas de la tierra.
Ponferrada tiene una enorme deuda de gratitud con quienes le dieron el título de ‘Ciudad del Dólar’. Ya nos gustaría que volvieran aquellos días, el quince de cada mes, en que los mineros venían a Ponferrada, con el sueldo calentito, a dejárselo en los cines, tiendas, salas de fiesta, bares y comercios varios.
El cuatro de diciembre, no puede pasar desapercibido en Ponferrada. Qué menos que una misa en la iglesia de San Pedro. Por algo será que tiene una preciosa talla de la santa, que también se recuerda cuando hay tormentas.
Por algo será que tenemos dos poblados, el de la Minero y el de Compostilla, vinculados a la extracción, transporte y quema de la hulla y la antracita. Si los Votos de Villa no son sólo cosa del pasado, propongo que se le haga uno a Santa Bárbara. Ponferrada tiene que ostentar el liderazgo del tributo mejor y el homenaje más grande a la minería del carbón y del hierro en nuestra comarca.
Y a los fondos Miner, claro. Se debería crear el caldo de cultivo necesario para que las nuevas generaciones sientan como algo propio un patrimonio fabuloso en estado de letargo: cultura minera, familia minera, alma minera, mineros caídos...
Los trenes de la abundancia (tanto de vía ancha como de vía métrica) tienen que ser recibidos con los brazos abiertos.
Hay que tener muchas ganas de que la prosperidad vuelva a estacionar en nuestros andenes.
Gregorio Esteban Lobato es profesor y escritor berciano.