Villafranca del Bierzo comenzaba la semana como la acabó, sin poder utlizar su agua de boca por el alto grado de turbidez detectado por la Junta de Castilla y León. Esos análisis, que aportaron cantidades de 7,63 de turbidez, hicieron que el agua no fuera consumible, ni tan siguiera para lavar los platos, por lo que el Ayuntamiento llevó todas estas jornadas repartiendo garrafas entre los vecinos para el consumo particular. Hoy, los análisis han sido satisfactorios y se ha levantado esa prohibición por parte de la Junta. De todos modos el alcalde de la localidad, Anderson Batista, ha manifestado su preocupación porque "en 15 días podamos estar igual", porque son las circunstancias meteorológicas las que hacen que la población cruce los dedos para poder consumir el agua,.
Batista se ha reunido con el delegado territorial de la Junta, Eduardo Diego, con el fin de demandarle ayuda económica para costear los filtros nuevos que deberían paliar esta deficiencia, en la traída del agua. Suponen una inversión de unos 630.000 euros, apunta y solucionarían una situación que, por otro lado, asegura que "no es nueva. Es un problema de toda la vida".
Por eso lamenta el "estado de alarma" que parece que se quiere compartir marcando esta imposibilidad de consumo que además considera que no se justificaba, en los últimos días, por lo turbio del agua "porque está cristalina".
Durante estos días, Villafranca repartió 14.000 litros de agua entre sus vecinos, un reparto que acaba de levantarse para los 2.000 afectados. Los depósitos se han limpiado y Batista espera que el problema no se repita, aunque apunta que podría suceder.