Una tesis sobre el consumo de alcohol en estudiantes en Ponferrada, sobresaliente cum laude

El estudio apunta que el análisis del entorno social del adolescente puede ser clave para prevenir el alcoholismo

M.I.
25/01/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Enedina Quiroga con los directores de la tesis entre otros. | L.N.C.
Enedina Quiroga con los directores de la tesis entre otros. | L.N.C.
Una tesis doctoral sobre “Los factores estructurales y los patrones de consumo de alcohol en escolarizado” defendida en el campus de Ponferrada de la Universidad de León (ULE) por la enfermera Enedina Quiroga Sánchez, bajo la dirección de los profesores Vicente Martín Sánchez y Pilar Marqués Sánchez ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude y es el primer trabajo allí defendido por una graduada en Enfermería de la Escuela de Ciencias de la Salud.

El trabajo de Quiroga ha servido para marcar pautas para escapar del alcoholismo como “analizar el entorno social del adolescente”.

Hay que tener en cuenta, dice Quiroga que “aunque el consumo de alcohol puede afectar a cualquier grupo de edad, el adolescente es particularmente vulnerable”, lo que se puede explicar por su deseo de “obtener experiencias novedosas e intensas, ampliar sus propias redes de contacto, buscar autonomía y construir una identidad propia”, circunstancias que hacen que la adolescencia sea “un período de especial vulnerabilidad para el desarrollo de conductas asociadas al consumo de alcohol”.

Según los últimos estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque los niveles de consumo de alcohol han disminuido a nivel mundial en los últimos años, “continúa siendo un problema importante de salud pública con un significativo incremento de consecuencias negativas biopsicosociales en la población”.

La muestra sobre la que se efectuó el estudio premiado estuvo formada por 195 adolescentes con edades comprendidas entre los 16 y 19 años, pertenecientes a cuatro institutos públicos de la comarca de El Bierzo . Se les administró un cuestionario online, mediante instrumentos validados y otros ‘ad-hoc’ para cubrir el interés de la investigación.

Entre los resultados obtenidos hay que destacar que “del total de la muestra, 110 alumnos presentaban un consumo de riesgo de alcohol, y dicho consumo se vio asociado significativamente con el género femenino”.

El estudio destaca que el adolescente con consumo de riesgo de alcohol tiende a conectarse más fácilmente con el resto de la red que aquellos que no presentan un consumo de riesgo. “El hecho de realizar un consumo de riesgo de alcohol, se relaciona con un mayor número de contactos, se presenta como una figura sociable, cercana y de prestigio para el resto de la red y de servir como puente o intermediario para otros contactos”.

Precisamente este hallazgo contradice el hecho de que el acto de beber se lleve a cabo con amigos íntimos, lo que se puede explicar en el rechazo que se genera, ya que “no es fácil mantener una relación de verdadera amistad con una persona que consuma alcohol, y más en márgenes de riesgo, dado que este tipo de amistad establece ciertos límites en las acciones, de manera que no alienta el comportamiento del adolescente hacia el consumo”.

La tesis defiende que los jóvenes se caracterizan por ser “muy influenciables por el entorno social en el que se hallan inmersos, de modo que el adolescente influye en sus contactos, y éstos a su vez sobre el adolescente”, por lo que “tener conocimiento sobre el patrón de relaciones de adolescentes es un punto clave para el diseño de estrategias preventivas en este importante problema de salud pública”, resume.
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