Ya no son lo que eran. Las cabinas telefónicas en las que el usuario se resguardaba de la lluvia entre cristales o con una pequeña "boina" de cristal, han dejado de tener sentido, sepultadas por la ola de sus hermanos menores, los teléfonos móviles que se han asentado como un tatuaje en la sociedad actual. Nadie las necesitaba ya y, sin uso, se habían convertido en estructuras que sólo servían para ser vandalizadas, destinadas a claudicar. No era el caso de una en Ponferrada, en el barrio de Flores del Sil. Allí, la Plataforma social Sueños de Vecinos había hecho un rincón solidario, desde el que celebrar onomásticas importantes y en el que reivindicar la igualdad. Le llamaron la Cabina de la diversidad en esa segunda vida que le quisieron dar. Y la cuidaban, decorándola con mimo o incluso pidiendo que se usara como plataforma de deseos.
"Este proyecto nació en la época de la pandemia, la época donde hubo un antes y un después en la mentalidad de las personas a nivel mundial, para fomentar la socialización, los valores socioculturales, luchar contra el racismo, la violencia, luchar contra el cáncer, unir a un barrio, fomentar la diversidad funcional, ayudar a dar visibilidad a Asprona Bierzo entre otras asociaciones, homenajear vecinos de Ponferrada que luchan día tras día por nuestra ciudad y nuestra comarca de forma desinteresada...", explican desde la Plataforma. Pero estos días han visto como los operarios han eliminado esa última cabina.
"Nos arrancan el corazón a estos humildes vecinos de la Plataforma", y recuerdan con nostalgia cómo empezó todo "con la hoguera de San Juan de Izan, con la recogida de miles de sueños para ser quemados en nuestra hoguera y que se cumplieran los sueños de todo un barrio. Nuestro sueño, hoy se esfumo sin ser cumplido", dicen con un lamento interno profundo. Critican que Telefónica y el Ayuntamiento de Ponferrada no hayan alcanzado ningún acuerdo para mantener estos proyectos socioculturales como ha pasado en otras zonas a nivel nacional como Gijón, Madrid, Guadalajara, León, Valladolid, Barcelona... Y más cerca, Fabero por ejemplo.
"Esta plataforma social, queremos dar las gracias la cabina de la diversidad y a nuestro presidente que nos daba alas con su felicidad y sonrisa por seguir con este proyecto durante todo este tiempo", dicen con un lamento "ahora lo único en lo que se piensa es en desmantelar todo y así nos va... Una civilización que no conoce su historia nunca podrá avanzar", dice.
Muere una cabina que era mucho más que eso mientras que en Fabero sí han conseguido mantener dos de estas estructuras como una parada literaria de calle. El Ayuntamiento ha hecho de ellas dos puntos de lectura, donde dejar libros ya leídos para compartir con otros. Un punto de encuentro cultural que cambia teléfonos por lecturas. Una idea que permite mantener las cabinas con otro significado y siempre con la nostalgia de lo que significaron, manteniendo ese hilo comunicativo que representan.
