La Asociación de Hosteleros del Bierzo se pregunta cómo es posible que el aceite de oliva, el producto básico para sus cocinas, haya experimentado una subida de casi 2 euros el litro en el último mes.
Ponen en duda las justificaciones que se van dando en los últimos tiempos, primero racionando la compra –no se permitía la compra de más de dos botellas por persona y día, aludiendo a la mala cosecha de 2022. Después, ese racionamiento se impuso también al aceite de girasol, por la guerra de Ucrania “a pesar de las protestas de las asociaciones de consumidores”. Exponían que no había reservas suficientes, aunque ahora, cuando el conflicto se ha enquistado, ya no sucede lo mismo, por lo que los hosteleros consideran “absolutamente falsa” esa realidad “y solo ha servido para encarecer un producto primario sin que nadie tenga responsabilidad alguna tras lo sucedido”.
Hoy, apuntan que el aceite en España no es el más barato de los países europeos. La campaña de este último año 2023 ha sido un 15% mayor que la del anterior “cabe pensar que esto debería contener algo el precio, pero nada más lejos de la realidad”. Por eso se preguntan quién está controlando la veracidad de los datos y si existe peligro de desabastecimiento en esta situación. “Ya se ha visto en anteriores ocasiones que los pronósticos no se han cumplido y eso roza la especulación, que es un delito y que se debería, como mínimo, vigilar, y, si existiese, castigar”.
Dicen sentirse indefensos ante una situación que no les permite la contención de precios “con las consecuencias que eso tiene para nuestro sector”, apuntan en un comunicado. “Y vemos que nuestros políticos pasan de puntillas por este tema. Se preguntan si, al final, no acabarán “recomprando” el aceite vendido al extranjero puesto que sale mejor –en el caso de Irlanda, saldría a 4,7 euros el litro-.