FOP alerta de la reducción del hábitat del oso pardo por los últimos incendios en el Bierzo

García demanda a la Junta más acciones de prevención como los desbroces selectivos

Denise Aldonza
25/08/2015
 Actualizado a 12/09/2019
Un ejemplar de oso en la subpoblación occidental, que incluye el Bierzo. | FOP
Un ejemplar de oso en la subpoblación occidental, que incluye el Bierzo. | FOP
 Las altas temperaturas durante los meses de verano han dejado cifras negras en el número de incendios forestales con más de 850 hectáreas de monte quemadas en el Bierzo. Un dato con serias repercusiones para el medio ambiente y que puede alterar el comportamiento de algunas especies vegetales y animales. Esta es la advertencia de la Fundación Oso Pardo (FOP) que pone sobre la mesa el impacto de los últimos incendios en la reducción del hábitat de esta especie que se encuentra en peligro de extinción.

«No existe un peligro directo porque los osos detectan el fuego y lo más normal es que puedan huir, pero sí afecta a su hábitat», afirma el coordinador de proyectos de la ONG, José Luis García, quien recuerda que cuando se produce un incendio lo común es que la camada se desplace a otros bosques cercanos. Sin embargo, el gran problema del fuego es la reducción del hábitat y la pérdida de recursos alimentarios.

Los incendios de Fabero y Vega de Espinareda, donde se han producido dos fuegos graves, han resultado los de mayor riesgo después de calcinar, en conjunto, casi 200 hectáreas en la mayor residencia con que cuenta el oso pardo en el Bierzo: la Sierra de Ancares. «En esa zona abundan los castaños y los robledales, así que los osos han perdido parte de su comida», anota el experto de FOP. Y es que esta especie se alimenta principalmente con castaños, hayedos y bosques de roble en invierno y de frutas como la pera, la manzana o la cereza en verano.

«La pérdida de esas especies arbóreas tardará varios años en reponerse y en volver a echar otra vez el fruto», lamenta José Luis García, que explica cómo este factor es determinante para la pérdida de población. «Los osos no saben de fronteras geográficas, no conocen las provincias o las comunidades autónomas, pero es obvio que si el monte está quemado y no tienen qué comer, se van a marchar», apostilla. El experto se hace eco de los daños del fuego y a modo de balance concluye que «el Bierzo no se va a quedar sin osos, pero será una zona menos apetecible».

Un hecho preocupante sobre todo porque una de las poblaciones de oso pardo más amenazada es la que habita en la zona norte del país, en el Bierzo y Asturias, donde se estima que viven cerca de 200 ejemplares.
Por otra parte, desde la Fundación Oso Pardo reclaman a la Junta de Castilla y León y al Consejo Comarcal del Bierzo que emprenda más acciones de prevención y sensibilización para paliarun problema que se repite año tras año y que encuentra el culpable en la mano del hombre.

Más vigilancia en el monte

Los desbroces selectivos y la limpieza de las zonas que albergan más peligro fuera de la época estival son algunas de las recomendaciones aportadas por los integrantes de la organización ecologista. Por ejemplo, sugieren prestar más apoyo en las superficies que han resultado quemadas con anterioridad y en las que existe una mayor probabilidad de que se produzcan nuevos episodios del mismo tipo en los años siguientes.

Aunque, según indican, el mayor problema es de sensibilización. Por este motivo, demandan a las administraciones públicas que aumenten la vigilancia e inviertan en la dotación de agentes forestales. Además, solicitan la mediación con el ciudadano a través de campañas de prevención de incendios con el objetivo de suscitar la implicación de la población.
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