Cuando las Bellas Artes no tienen quien las quiera

A veces las obras de personalidades de la cultura, becados incluso por las instituciones, se quedan perdidas en las mismas, sin permitir que puedan compartirse desde otros estamentos como parte del aprendizaje de los que vienen

Ramón Cela
14/02/2021
 Actualizado a 14/02/2021
Un cuadro realizado en homenaje a Cea por su intenso trabajo fotográfico, sacado de una de sus fotos.
Un cuadro realizado en homenaje a Cea por su intenso trabajo fotográfico, sacado de una de sus fotos.
No sin cierto asombro, observo como cambia la mentalidad de la ciudadanía de muchos países del globo terráqueo, convirtiendo este en una especie de competición o pugna, por llegar a alcanzar unos puestos que para muchos significan el clímax de los valores humanos y hasta divinos, según su punto de vista.

Existen países donde la cultura se demuestra andando, bien en las calles o en los despachos de políticos, que estos últimos, se encierran en su urna de cristal y con frecuencia extienden su dedo corazón al cielo, pensando erróneamente que están tocando el dedo de Dios, como en el Renacimiento lo pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina.

De esta manera vemos como valiosísimos ejemplares de escritos u obras de arte desaparecen de la circulación en despachos de alcaldes, círculos culturales y diputaciones, que aunque el político de turno no sepao no quiera entender de arte, se olvida de este y cambia de cualquier manera despachos y oficinas, dejando que auténticas fortunas se desvanezcan en trasteros y a veces vayan a parar a escombreras, mientras que en aulas de jóvenes estudiantes se pueden ver adornos en las paredes que los mismos profesores no saben ni lo que son y menos lo que significan. De tal manera que los chicos aprenden cosas que, una vez salidos del colegio, las olvidan casi con la misma rapidez que sueñan con ser socio del equipo de moda o de tener la fortuna de tener un Iphone, de última generación.

Así nos encontramos que en nuestra provincia de León tenemos o tendremos obras de arte que, en un momento dado, podrían servir para que muchos chicos emprendieran los caminos del arte bien pictóricos, musicales o escultóricos, de tal manera que ciertos jóvenes, una vez salidos del colegio y haber aprobado la asignatura de Historia del Arte, jamás se han parado a contemplar un lienzo donde una mano experta ha plasmado todos sus sentimientos, inquietudes e ilusiones.

No es culpa de maestros, ni siquiera de los pobres chicos que, como manada de corderos, van siguiendo al maestro, hasta llegado el mes de junio y con este la liberación de algo que no han conseguido saber qué es y, como mala digestión, les atenaza el estómago hasta llegado el momento en que no hay tiempo para volver al principio de las enseñanzas.

De esta manera, vemos con asombro, pena y lástima, como obras de Primitivo Álvarez Armesto, que tiene en distintos museos del mundo, duermen quizás en un trastero de la Diputación de León, mientras que estas, podrían servir para dar realce a muchos ayuntamientos o lugares oficiales de la provincia.

Es preciso recordar, que Armesto, como otros muchos, fue becado por la Diputación de León y ahora el Museo de pintura de Buenos Aires lo tiene como uno de sus mejores valores.

Obras de Monteserín y otros, son encontradas en los rastrillos, que sin saber de dónde han salido , se venden por escaso valor a gentes que quizás las compran más por los marcos que por las pinturas, lo que nos indica el grado de incultura que tenemos haciendo que nuestro patrimonio cultural se vaya por unos derroteros que jamás soñó. Ni en sus peores pesadillas el autor de obras que en un principio fueron realzadas y agradecidas piensa que puedan llegar a, poco a poco, ser relegadas al olvido u a la destrucción.

Cientos de ayuntamientos abrirían sus puertas de par en par a las magníficas obras de arte, que sabemos que actualmente están en trasteros y en malas condiciones de conservación. Montones de Institutos de toda la provincia podrían enseñar a sus alumnos lo que es una obra maestra en vivo al tiempo que se dan las clases de Historia del Arte.

Por esta razón, en ayuntamientos y organismos oficiales como la Diputación y otros, se debería hacer, cuando menos, una nomenclatura de las obras existentes y tratar de conservarlas de la mejor manera posible o dándole a estas obras de arte un uso adecuado, mientras que seguimos pensando que las Bellas Artes, no interesan demasiado a los políticos.

Otra prueba sangrante es la poca atención que se le toma a los grupos corales que abundan en toda la provincia y que son muy buenos, pero totalmente faltos de recursos y que no piden otra cosa más que que se les pueda pagar el autobús para poder actuar más asiduamente y no dejarlos morir por aburrimiento. Mientras que las gentes jóvenes, a la vista de las penurias que pasan los mayores, se alejan despavoridas sin integrarse en estos grupos que les necesitan para poder renovarse.

De igual manera sucede con los grupos de teatro, que en multitud de ocasiones tienen que pagarse de sus bolsillos el viaje para actuar en diversos lugares, mientras que vemos como aquellos que saben venderse y dorar la píldora al político de turno, se mantiene en unos niveles que se fue creando antes de ser artista o vivir del arte, pero en esto, el que vale, lo debe demostrar, mientras que seguimos en la eterna discusión de «si el artista nace o se hace».

De todas maneras, mal van a nacer y menos hacer estos, si no tienen lo más imprescindible, a mi criterio, y que se trata de la materia prima. Es decir, la Enseñanza con mayúscula, mientras que los grupos folklóricos de distintas comarcas, que vayan pensando en su epitafio, de seguir pensando como lo están haciendo los políticos de turno, tanto, municipales, comarcales o provinciales.

Y lo curioso, es que estamos hablando de calderilla a cambio de enseñanza. De cultura, de belleza, mientras que vemos cómo se desparraman los millones en obras que, al final, no sirvieron ni servirán para nada. Mientras, la cultura prevalecerá para siempre en el ser humano y, como las epidemias o los buenos hábitos, se transmite de unos a otros, mientras que algunas cosas, no sirven para más que sonrisas y paripés en inauguracionesy conseguir algún voto que otro, para justificar una gestión.

Primitivo Álvarez Armesto, había nacido en Vega de Valcarce, pero toda su infancia y madurez la pasó en Villafranca, donde como otros muchos, se fueron interesando por las bellas artes, tanto en la pintura como en la literatura o la música, lo que no es extraño, que muy joven como Monteserín o Bajen, tuvieran inclinaciones hacía el arte de la pintura.

Puede que, como siempre, esta u otras ideas caigan en saco roto, como desgraciadamente sucede con todo lo que el pueblo quiere aportar y que jamás o casi nunca, tiene valor, si no salen de la iniciativa de aquellos que en esos momentos ostentan el poder. Pero algunos seguimos con la convicción de que todavía quedan mentes que admiten ideas y sugerencias, venidas desde fuera.
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