Campo berciano

Mañana, El Templario, La Comarca, Bierzo 7, Aquiana, Spirogyra…publicaciones que albergaron las vivencias e impresiones de muchos bercianos y que ahora solo quedan en el recuerdo

Manuel Ángel Morales
10/03/2024
 Actualizado a 10/03/2024
Primer número de campo berciano.
Primer número de campo berciano.

La historia de Campo berciano empieza mucho antes de 1994, año en el que sale su primer número. La que sería su directora y alma mater, Manoli Tejero, comienza a trabajar en Radio Cadena Española —luego Radio Nacional de España— en 1987. Allí crea un programa centrado en la viticultura al que dedica cinco años. Un reajuste de plantilla hace que pase a trabajar en Crónica 16 y allí se plantea la necesidad de que «se sepa el trabajo que hacen los viticultores del Bierzo para mejorar los vinos año tras año», para que, en definitiva, toda esa ardua labor no se quedara en el anonimato. Así fue como a esta mujer valiente y emprendedora se le ocurrió la creación de una revista en la que se condensaran todas esas iniciativas y, por fin, el 13 de mayo de 1994 nace Campo Berciano que ve la luz el 15 del mismo mes, festividad de San Isidro. El primer editorial estuvo, precisamente, relacionado con esta festividad y se tituló «Isidro labrador, patrono de los menguantes» porque, —como me explicaba en una amigable conversación la propia Manoli Tejero— «los menguantes de la luna tienen mucho que ver con la agricultura».


La revista tenía el mismo formato de «La Comarca». Impresa en papel blanco satinado y maquetada toda ella en color negro la letra principal y verde en los titulares y letras de resalte.  La editorial era Video Arco Producciones. La directora era Manoli Tejero y el consejo editorial estaba integrado por José Antonio Fernández López y Antonio Donís.

Entre los primeros colaboradores estaban José Luis Suárez Roca, Solís Fernández, Mari Luz Santín, Aquilino Guerra, Luis Buitrón, Mario Pérez, Aníbal Fernández, Belarmina Nieto, Acacio Alonso o Ramón Almorox. Después vendrían más, destacando la labor de Carmen Hita y Antonio Donís, entre otros muchos que colaboraron. En la fotografía destacaba el trabajo de Cuarto Fernández, una persona clave también en el desarrollo de la revista en todas sus facetas, y también el del fotógrafo Peio García; ambos revelaban las fotografías en blanco y negro en sus respectivos laboratorios fotográficos. Este primer número de la revista incluía un sumario en la página tres con diez secciones: agricultura, viticultura, reportaje, fruticultura, ganadería, gastronomía, apicultura, micología, turismo rural y humor.  La publicación se presentó en el restaurante la Moncloa de Cacabelos con la presencia de 250 invitados.


El editorial del número uno apuntaba las razones que llevaron a la creación de la revista: «La falta de información que padece el sector agrícola y ganadero de la comarca del Bierzo, obliga a publicar una revista que se acerque a la vida diaria de hombres y mujeres que viven del campo y sus ganados. Por tanto, uno de los objetivos básicos de Campo Berciano es acercar al usuario todo aquello que pueda resultar de interés para mejorar su situación, sin olvidar que el agro y sus componentes pueden transformarse en la alternativa para una comarca tan rica y poco aprovechada como es el Bierzo». En el mismo editorial se anunciaba que la intención del consejo editorial era ir incorporando «apartados con información directa y puntual relativa a líneas de subvención […]» y también «[…] páginas coleccionables dedicadas a la flora y fauna de la que tanto pueden presumir los pueblos bercianos».


La revista echó a andar maquetándose toda ella, en primer lugar, en los talleres de Video Arco Producciones para pasar más tarde a ser maquetada por la propia directora en su residencia de Montes de Valdueza. Se imprimió, primero,  en la Imprenta Alonso —elegida por ser la más económica y a la que le bastaba la maquetación en papel cebolla— para pasar después a los talleres de la empresa Grama. La revista era bimensual y la portada, que se editaba a todo color, incluía fotografías relativas a escenas habituales en el campo berciano como la matanza, los frutales… sin olvidarse de monumentos emblemáticos del Bierzo como los aparecidos en algunos números, como el especial de junio de 1995 (Monasterio de Carracedo) o el de agosto-septiembre de 1996 (Torre de la Basílica de la Encina que lucía su entonces recién estrenada iluminación).


Esta primera etapa dura hasta 1997 cuando la directora, ante los problemas de financiación de la revista, habla con el entonces secretario del Consejo Regulador de la D.O. Bierzo, Víctor Arroyo. Este se compromete a plantear la situación ante el Consejo que acepta, finalmente,  financiar la publicación. Nace así la segunda etapa de Campo Berciano que se llamará en adelante Bierzo y Mencía.

Campo Berciano, especificándose en la cabecera que se trata de la revista del «Consejo regulador de la denominación de origen Bierzo. Revista de información agropecuaria». En el editorial inicial de esta segunda época se señalaba que «Bierzo-Mencía. Campo Berciano se convierte en un maridaje que pretende, como objetivo fundamental, promocionar lo nuestro, comenzando por la viticultura, sector de gran interés para la economía de la comarca, pero sin olvidar aquellos otros apartados que van parejos: fruticultura, gastronomía, conservas, turismo rural, etc. […]», señalándose, más adelante, al referirse a las novedades de esta etapa, que «[…] salimos en color, con lo cual las prestaciones serán mejores». El editorial termina con una declaración de intenciones de lo que se pretendía con el nuevo patrocinio y el cambio de nombre de la cabecera: «[…] El resto del país sabrá donde se encuentra una de las comarcas más emblemáticas del noroeste español, lugar de paso y cuna de un sinfín de culturas que la han dotado de una idiosincrasia tan particular». 


Durante sus dos épocas la revista se financiaba por diversos medios, que incluían la financiación propia, la publicidad, el patrocinio y las suscripciones. Como dato curioso, la directora, Manoli Tejero, refiere que «nunca olvidará el nombre de su primer suscriptor» (D. Javier Anadón). Se editaban unos 500 ejemplares y de algunas tiradas llegaron a imprimirse 1000. El precio empezó siendo de 300 pesetas y llegó en su último número (nº. - 20) a 350 pesetas.

El número de páginas era de unas 50 (46 en el primer número). Entre las diversas empresas que se publicitaron en la revista aparecen Video Arco, Prada A Tope, Vinos Guerra, Asociación Berciana de Agricultores, Bodegas Luna Beberide, Bodegas Otero Santín… y, en general, empresas dedicadas a los ámbitos de la agricultura, la ganadería y la hostelería de la comarca del Bierzo. Fueron muy importantes los anuncios institucionales de Diputación o Consejo Comarcal en las contraportadas de la revista para financiarla, siendo esencial, a este respecto, el trabajo del diputado provincial Matías Llorente, que siempre apostó por la presencia de la promoción de la marca Productos de León en Campo Berciano, facilitando de este modo su viabilidad económica.


Entre las secciones más destacables de la revista hay que hacer referencia a las fichas de los vinos de las diferentes bodegas del Bierzo. Se publicaban en sus páginas centrales y solían ser dos los vinos que las protagonizaban. La ficha incluía la fotografía de la etiqueta del vino en cuestión con una descripción general del mismo y una serie de datos informativos sobre la cata como los referentes a vista, olfato y gusto. Así, y a modo de ejemplo, se da cuenta del rosado del 96 de Prada A Tope que se describe como «Espléndido caldo resultado de la cuidada elaboración en las bodegas de Prada A Tope, surge este rosado cuyas tonalidades son las que primero saltan a la vista». 


En total se van a publicar veinte números en la segunda época terminando en julio de 1999. Ese año la directora había recibido una carta de Carlos Méndez, entonces presidente del Consejo Regulador de la D.O. Bierzo en la que se le comunicaba la intención de no seguir publicando la revista. Aunque por parte de la dirección de Bierzo y Mencía.

Campo Berciano se intentó que la revista continuara, finalmente, no fue posible. Había terminado una de las publicaciones más originales y que más ha contribuido al conocimiento de los vinos del Bierzo y productos de la Comarca en general. Una revista que dio voz a los esfuerzos de los pioneros de una industria que hoy identifica al Bierzo por su calidad y presencia nacional e internacional en los principales mercados alimentarios.
 

Archivado en
Lo más leído