El aguinaldo, una tradición que hace justicia
El aguinaldo, una tradición que hace justicia
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El aguinaldo, una tradición que hace justicia
El León de Fernando Rubio
El aguinaldo era una forma de ‘hacer justicia’ con los exiguos sueldos de algunos trabajadores de servicios públicos, una ayuda que siempre llegaba por Navidad
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La Navidad tiene sus códigos, sus ritos y costumbres. Y son muchos los ligados a la solidaridad, muy típica de estas fechas que parecen ablandar corazones.
Hay una imagen repetida en muchas ciudades, elegida como símbolo de la Navidad de unos tiempos: un guardia urbano (un municipal, con el tiempo) rodeado de cajas que eran regalos, el llamado aguinaldo de Navidad. Aunque esta costumbre comenzó a desaparecer en los años 70 la cámara de Fernando Rubio aún recogió esta estampa, en 1972, con dos guardias observando sus regalos, entre los que destaca una caja de Sidra El Gaitero, uno de los símbolos de la Navidad en las casas más humildes, donde el champán sonaba a lujo.
Y es que, nos recuerda Rubio, «el aguinaldo era un obsequio para modestos profesionales: el cartero, sereno, barrendero, la lechera o la modista del barrio…», que se vestían de Navidad e iban a pedirlo o a recogerlo. «Por eso es singular el caso de los guardias urbanos pues los regalos iban a ellos y no ellos a recoger los regalos». Completa la reflexión recordando que «para los ricos profesionales —médicos, abogados, notarios, autoridades— estaban las cestas con botellas de licor de alto precio y aprecio, cigarros habanos...».
Y lo ilustra con la fotografía de dos municipales en un nudo de gran tráfico en aquellos 70, de 1972 es la foto: el cruce de la avenida Suero de Quiñones, con Padre Isla y Renueva y la Estación de Matallana al fondo.
La segunda imagen es la de entrega de alimentos en las residencias de ancianos de la ciudad, otro clásico. En este caso (1976) es Manuel Cancelo Rodríguez, quien entrega alimentos y bebidas como presidente de la Cooperativa de Consumo ‘Nuestra Señora del Perpetuo Socorro’.

Un singular leonés, Leonides (Leo) Tagarro, sereno durante muchos años en Madrid, se dedicó una vez jubilado a estudiar su profesión y en un pequeño libro autoeditado —Los serenos— contaba cómo les resultaba fundamental el aguinaldo: «Mi mujer, que debería ser ministro de Economía, siempre hacía las cuentas de la economía familiar contando con el aguinaldo, que averiguaba al céntimo, según fuera el año, hasta sabía que si el Madrid ganaba la Liga era buen año». Recordaba Tagarro que el aguinaldo es el precursor de la extra de Navidad.
Hay una imagen repetida en muchas ciudades, elegida como símbolo de la Navidad de unos tiempos: un guardia urbano (un municipal, con el tiempo) rodeado de cajas que eran regalos, el llamado aguinaldo de Navidad. Aunque esta costumbre comenzó a desaparecer en los años 70 la cámara de Fernando Rubio aún recogió esta estampa, en 1972, con dos guardias observando sus regalos, entre los que destaca una caja de Sidra El Gaitero, uno de los símbolos de la Navidad en las casas más humildes, donde el champán sonaba a lujo.
Y es que, nos recuerda Rubio, «el aguinaldo era un obsequio para modestos profesionales: el cartero, sereno, barrendero, la lechera o la modista del barrio…», que se vestían de Navidad e iban a pedirlo o a recogerlo. «Por eso es singular el caso de los guardias urbanos pues los regalos iban a ellos y no ellos a recoger los regalos». Completa la reflexión recordando que «para los ricos profesionales —médicos, abogados, notarios, autoridades— estaban las cestas con botellas de licor de alto precio y aprecio, cigarros habanos...».
Y lo ilustra con la fotografía de dos municipales en un nudo de gran tráfico en aquellos 70, de 1972 es la foto: el cruce de la avenida Suero de Quiñones, con Padre Isla y Renueva y la Estación de Matallana al fondo.
La segunda imagen es la de entrega de alimentos en las residencias de ancianos de la ciudad, otro clásico. En este caso (1976) es Manuel Cancelo Rodríguez, quien entrega alimentos y bebidas como presidente de la Cooperativa de Consumo ‘Nuestra Señora del Perpetuo Socorro’.

Un singular leonés, Leonides (Leo) Tagarro, sereno durante muchos años en Madrid, se dedicó una vez jubilado a estudiar su profesión y en un pequeño libro autoeditado —Los serenos— contaba cómo les resultaba fundamental el aguinaldo: «Mi mujer, que debería ser ministro de Economía, siempre hacía las cuentas de la economía familiar contando con el aguinaldo, que averiguaba al céntimo, según fuera el año, hasta sabía que si el Madrid ganaba la Liga era buen año». Recordaba Tagarro que el aguinaldo es el precursor de la extra de Navidad.