El acertijo

La falta de referentes femeninos en algunos ámbitos, hace creer a nuestros niños que hay profesiones más de hombres, y otras, por tanto, más propias de mujeres

Sofía Morán
11/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Soy consciente de lo complicado que puede resultar plantearles hoy aquí por escrito, un acertijo, y pretender además que la fórmula funcione como yo espero. Pero me voy a lanzar, vamos a probar. Les pido colaboración ciudadana, que jueguen conmigo, que sólo lo lean una vez, y por supuesto que eviten las tentadoras trampas. ¿Se atreven a resolverlo?

El acertijo en cuestión dice así: «Un padre y un hijo viajan en coche. Tienen un accidente grave, el padre muere y al hijo se lo llevan al hospital porque necesita una compleja operación de emergencia. Llaman a una eminencia médica pero cuando llega y ve al paciente dice: no puedo operarle. Es mi hijo. ¿Cómo se explica esto?».
Hasta aquí el planteamiento. Ahora, simplemente les pediré que aparten la vista del papel (o la pantalla) durante un par de minutos, tómense ese tiempo o el que ustedes necesiten para pensar en la solución. Tic, tac, tic, tac…

Esta adivinanza es en realidad un clásico, una vieja conocida en el ámbito de la sociologíay la psicología, sin embargo, la fama le ha llegado hace unos meses, cuando el diario digital BBC Mundo lo planteó en un vídeo, captando las impagables respuestas de sus participantes. Pocas horas después de su publicación, ya se había movido por todas las redes sociales, las mejores armas de distribución masiva.

Estoy segura de que al igual que me pasó a mí, muchos de ustedes se han planteado todo tipo de posibles circunstancias, rebuscadas y peregrinas, dejando sin embargo de lado la más obvia, la más sencilla, la respuesta correcta. La eminencia médica que no puede operar a su hijo, es su madre. Ni más, ni menos. ¿A que no era tan complicado? O quizá sí, porque lo cierto es que la mayoría de personas no logra resolverlo. En 2014, un estudio llevado a cabo por las investigadoras Mikaela Wapman y Deborah Belle en la Universidad de Boston reveló que sólo el 14%, de los casi 200 estudiantes de psicología a los que se les formuló el acertijo, dieron con la respuesta correcta. ¿Cómo es esto posible?

La culpa de todo la tiene la «parcialidad implícita», un fenómeno muy estudiado que tiene su origen en la más tierna infancia, cuando descubrimos el mundo que nos rodea y por supuesto aprendemos de él, es entonces cuando en nuestro cerebro se crean asociaciones neuronales que relacionan conceptos, de forma automática e inconsciente. Efectivamente son asociaciones culturales y simples ejemplos prototípicos, pero se quedan grabados a fuego en nuestro cerebro, influyendo muchas veces en nuestras decisiones y nuestra forma de comportarnos. Y es esta «parcialidad implícita» la que asocia (automáticamente) la eminencia médica con un hombre, sin dejarnos la posibilidad de pensar en que pudiera ser una mujer.

A los 9 años tuvieron que operarme de apendicitis. Me diagnosticó un doctor. Me operó un cirujano. Mi pediatra, el fantástico Emiliano, también era un hombre. Sin embargo, todas y cada una de las enfermeras que cuidaron de mi durante los días de ingreso, eran mujeres.

No les resultará difícil imaginar las asociaciones que mi cerebro hizo en este sentido. Y es que aún hoy, a pesar de que vivimos inmersos en el espejismo de la igualdad, las especialidades quirúrgicas son las que cuentan con menos mujeres, 9,1% si hablamos por ejemplo de cirugía cardiovascular, según un estudio del Ministerio de Sanidad del 2011.

Resulta evidente por tanto que los estereotipos de género que aprendemos en la infancia tienen un peso importante a la hora elegir carrera profesional, es por eso por lo que sólo el 30% de universitarias elige carreras relacionadas con la ciencia, tecnología o matemáticas.

La falta de referentes femeninos en algunos ámbitos, hace creer a nuestros niños que hay profesiones más de hombres, y otras, por tanto, más propias de mujeres.

Pero hay luz al final del túnel, en 2017 por primera vez, más mujeres que hombres se matricularon en las facultades de medicina de EEUU, según la Association of American Medical Colleges. Muchas de ellas serán eminencias médicas, otras muchas lo serán aquí, por eso confío en que dentro de unos años mi hijo Dimas acierte con facilidad este acertijo que yo no he conseguido resolver.

Sofía Morán de Paz (@SofiaMP80) es licenciada en Psicología y madre en apuros
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