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Desubicación global

19/02/2021
 Actualizado a 19/02/2021
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Últimamente me pasa algo, no sé si a vosotros también: que no me encuentro bien en ningún sitio. Es una especie de desubicación global. Yo siempre me he sentido un poco desubicada. En el colegio porque ni era de las guays ni suspiraba por serlo: estaba en tierra de nadie, en mi mundo, no sé si por pasarme tantas horas estudiando piano y no participar ni en los conciliábulos del patio ni en las clases de ballet (que, por cierto, odiaba) o porque leía obsesivamente o porque era así mi naturaleza. En el instituto me dio por ser rebelde y sentarme al fondo del aula, pero tampoco me sentía yo tan rebelde y tan del fondo. Más bien me sentía un poco impostora en ese papel. En la universidad me dio por empollar hasta quedarme sin resuello. Así tampoco es fácil hallar encaje y, aunque salía de marcha, no llegué a encontrar ni mi lugar ni mi pandilla, ni en los pubs pijos ni en los antros alternativos. Estaba en un colegio mayor y en tres años hice tres amigas –que conservo hasta hoy, eso es cierto–. El mayor suplicio era subirme a la ruta por las mañanas y elegir dónde sentarme: nunca acertaba con alguien con quien pudiera tener algo en común.

Después, lentamente empecé a encontrar un hueco. Un hueco en el que encajaba haciendo un poco de contorsionismo. Pero eso no sucedió hasta que pasaba de los 30 años. Y ahora resulta que vuelvo a tener aquella sensación. La pandemia me ha desubicado. Me ha hecho dudar de mi espacio vital. Ha reducido mi vida social a la mínima expresión. Ha reducido mis expectativas a la mínima expresión. Ahora ya no puedo moverme libre y espontáneamente entre fronteras, fronteras físicas y mentales. Ya no puedo actuar como ese ser que fluctuaba entre Madrid y La Bañeza, entre los eventos urbanos y las romerías, entre los paseos por el parque y los chapuzones en el río, entre las playas del norte y las calas de una isla griega. Ya no. Ahora parece que hay que elegir. Elegir cuál es tu horario de toque de queda y dónde te confinarás si llega el caso. Elegir si tu domicilio es este o el otro. Si tus convivientes son estos. Si el grupo de cuatro amigas con las que quedas son estas.

Con lo que me había costado crearme y creerme ese yo fluido. Ahora de nuevo siento que no pertenezco a ninguna parte, que no encajo en ninguna parte. Realmente, ¿soy la única persona que tiene esa sensación?
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