Tempus fugit

Por Alejandro Cardenal

16/02/2021
 Actualizado a 16/02/2021
Adri Castellano intenta bloquear un centro de Nono en el choque en Tenerife. | LALIGA
Adri Castellano intenta bloquear un centro de Nono en el choque en Tenerife. | LALIGA
Hubo una época, que casualmente coincidió con los años de universidad, en la que mi semana tenía seis días. De lunes a viernes había que entregarse en cuerpo y alma a la vida académica: jugar al mus, devorar pinchos de tortilla y cuando el tiempo lo permitía, asistir a alguna clase. Con un horario tan recargado, los sábados -y algún jueves, para que engañarnos- eran la válvula de escape perfecta para recargar pilas.

El plan era inmejorable: zumos y refrescos variados, análisis de líneas editoriales y encendidos debates sobre el modelo comunicativo de Shannon y Weaver. Sin comerlo ni beberlo te encontrabas de madrugada en algún centro de conferencias de mala muerte rodeado de fervientes defensores del pancomunicacionismo y el interaccionismo simbólico, así que tocaba rematar la noche con la mayor dignidad posible e intentar recogerse antes de que el camino de vuelta a casa se convirtiese en el paseo de la vergüenza de Cersei Lannister. Total, que al despertarme el domingo se había desvanecido. Derrota por incomparecencia.

Algo parecido le pasó a la Deportiva en Tenerife. No sé qué duele más, si que te pasen por encima como pasó en Mallorca o en Almería o que los tres puntos se te escapen sin ni siquiera darte cuenta. Porque el sábado la Ponferradina estuvo ida más de una hora, como si no supiera muy bien dónde estaba y por qué de repente había tanto calor y humedad en febrero en el Bierzo. Y aún así estuvo a punto de sacar algo positivo. ¿Qué hubiera pasado de haber visto al equipo correoso y combativo de siempre?

Estoy de acuerdo en que el ‘playoff’ no es el objetivo. Muchísimo menos una obligación. Estar a estas alturas con un colchón de doce puntos con el descenso es algo que pocos se hubieran imaginado antes de empezar la temporada. También es cierto que en una temporada tan atípica en la que puede pasar de todo y estando tan cerca de la gloria, qué menos que intentar aprovechar al máximo la oportunidad. Ya saben, lo del Tempus Fugit, el Carpe Diem y todo eso.

Y no es que yo sea especialmente partidario de este tipo de filosofía de vida y la connotación ‘made in’ Mr. Wonderfull con la que ha llegado a nuestros días, pero hay ocasiones que no se presentan todos los días. Si finalmente el tren de la sexta plaza se escapa, que sea porque se agotaron las fuerzas, no porque faltó valentía.
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