Que no se apague la llama

Por Jesús Coca

04/06/2018
 Actualizado a 12/09/2019
Iván González se disculpa con la afición culturalista en las gradas de Los Pajaritos. | LA LIGA
Iván González se disculpa con la afición culturalista en las gradas de Los Pajaritos. | LA LIGA
El penalti fallado frente al Almería. El triunfo que se escapó frente al Lugo cuando parecía encarrilado. La victoria en Tarragona que se antojaba hecha con el 0-2 al descanso y acabó en pesadilla. La desastrosa imagen mostrada en Soria en el día decisivo.

Esas situaciones y muchas otras se vienen a la cabeza una vez consumado el descenso. Por recientes y decisivas. Por intentar encontrarle justificación a algo que todos sabíamos que podía suceder, tanto al inicio como viendo cómo transcurría la temporada, pero que ha acabado llegando de la manera más cruel posible.

El último día. Cuando parecía al alcance de la mano. Por el golaveraje particular tras empatar con otro equipo. Y sabiendo que, hasta el último segundo, un gol de los leoneses o del Lugo le habría dado la salvación.

Eso lo hizo más doloroso. Y la penosa sensación dejada en Soria hizo que hubiera más decepción que cabrero. Pero, si de algo sabe la Cultural, es de levantarse ante las adversidades. Esta ha sido dura, pero no menos que muchas otras. De todas el equipo leonés se recuperó. Y de esta también lo hará. Volverá a Segunda, seguro, pero llega el momento de llevar a cabo medidas para que el regreso llegue lo más pronto posible.

Hay proyecto y dinero para ello. Pero también decisiones que tomar. Siempre se dijo que el balance era a final de temporada. Ahora es momento de hacerlo y de él sale muy mal parado el ‘arquitecto’ del equipo, un Óscar Cano cuya planificación hizo agujeros desde el inicio.

En las pésimas decisiones tomadas desde la dirección deportiva llegó el primer gran error, aunque por supuesto fueran seguidos de otros. ¿Del entrenador alguno? Por supuesto, aunque rechina y asquea que se recurra a críticas de aspecto personal, cuando sigue siendo exactamente el mismo al que alababan y elogiaban tras subir esos que ahora aluden por intereses personales a su forma de ser y carácter. Más allá de eso, en lo estrictamente deportivo, igual que fue clave en el ascenso también lo ha sido en no poder mantener la categoría, siendo su responsabilidad alta en ello.

¿Pensando en el futuro? Hay que acertar en los jugadores, claro. Pero sobre todo en el aspecto social. Porque la mejor noticia que deja la temporada es la afición. Es cómo León se ha vuelto a enganchar a la Cultural. Y eso no se puede perder. Mantener a todos los nuevos es imposible, pero poner los medios para que de los más de 7.500 que han ido de media este año al menos 5.000 continúen debe ser una obligación y un objetivo primordial. Por encima de todo, hay que conseguir que la llama del culturalismo no se apague.
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