Las últimas paradas de la capitana

Bárbara Seco se retira del balonmano a los 28 años tras más de una década en el Cleba, donde seguirá en la dirección deportiva / "Serán muchas emociones, cuesta pero es algo definitivo"

Jesús Coca Aguilera
12/05/2023
 Actualizado a 12/05/2023
Bárbara es manteada por sus compañeras antes del partido. | RODRIGUEZCLEBA
Bárbara es manteada por sus compañeras antes del partido. | RODRIGUEZCLEBA
Han pasado décadas desde que aquella niña leonesa que estudiaba en Maristas empezó a jugar a balonmano y, poco a poco, fue orientándose hacia la portería, a colocarse debajo de los palos y detener los lanzamientos en lugar de intentar marcarlos.

Aquellos fueron los primeros pasos de una carrera que le llevó a convertirse en la capitana del club insignia de su ciudad, el Rodríguez Cleba, donde lleva más de una década pues entró hace 13 años siendo infantil y en cuyo primer equipo ha estado los últimos ocho, compaginándolo con el filial en sus primeras campañas cuando el equipo aún estaba en la máxima categoría y siendo la referencia en las últimas mientras buscaban recuperar la categoría.

Pero ahora llega el momento del adiós. Mañana en el partido frente al Elda serán las últimas paradas de la capitana Bárbara Seco, que se retira del balonmano a sus 28 años por motivos laborales pero no lo deja del todo, puesto que seguirá trabajando dentro del club ejerciendo labores de dirección deportiva y de asistente del primer equipo.

Motivos laborales provocan el adiós de Bárbara, que ya llegó a anunciar su despedida hace un año pero acabó aguantando una temporada más por petición expresa del club que no encontraba sustituta, pero que ahora sí está ante sus últimos 60 minutos como profesional.

«Lo dejo por el trabajo, no porque no quiera seguir jugando. Este año ya me costó mucho compaginarlo» «Esta vez es algo definitivo y sin marcha atrás, porque al final yo lo dejo por el trabajo, no porque no quiera seguir jugando. Este año me ha costado ya mucho hacer las dos cosas, pero como me lo pidieron porque no encontraban otra portera a tiempo y pusieron las condiciones para poder compaginar lo hice», explica Bárbara Seco, que está en el despacho de una procuradora.

El sábado fue su último partido en el Palacio, donde ya fue manteada por sus compañeras a la conclusión, pero ante el Elda será ese último día que nunca se olvida: «Me cuesta, la verdad, serán muchas emociones y ya fue duro el otro día en León, pero seguro que se pasará por la cabeza todo lo bueno vivido con el balonmano, que al final es lo que prevalece, lo otro se olvida. A ver si consigo no llorar, que será difícil».

Lejos queda aquel día del debut, «en el Palacio contra el ya desaparecido Alicante, que era el primer día en el que iba convocada con el primer equipo y salí a parar un penalti»; y más cerca el que ha terminado siendo su peor momento, «el partido de fase de ascenso frente a La Rioja en el que nos quedamos fuera por un gol», y también el que recuerda con más cariño: «El partido en León con un ambiente extraordinario en el que ganamos y con ello nos clasificamos para luchar por subir a la máxima categoría».

«Estoy echando una mano para confeccionar el  equipo del año que viene y trabajaré con las porteras» Ya no detendrá los balones rivales pero Bárbara sí que seguirá vinculada al mundo del balonmano en el mismo Cleba en el que lleva toda la vida, pues «soy de las que piensa que así de repente no te puedes desenganchar, así que voy a seguir dentro del club, ya veremos durante cuánto tiempo. Estoy echando una mano a Leo para confeccionar el equipo del año que viene, centrándome en mirar jugadores que se puedan incorporar, y luego trabajaré en los entrenamientos con las porteras».

Una nueva faceta, la de encontrar refuerzos, «que nunca me había planteado, te fijabas en rivales pero sin más, pero que me gusta», y que ayudará a tapar el vacío que quedará y que estará centrado sobre todo «en el trato humano que dejaré atrás, que será lo que más echaré de menos».

Atrás quedan miles de paradas, contraataques lanzados, goles encajados... una parte de la vida, la vivida bajo los palos, que ahora llega a su fin.
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