La estadística habla por sí misma Desde que los blanquiazules cayeran goleados en el Tartiere (3-0) y diera comienzo una deriva que les ha llevado a los puestos de descenso, marcar se ha convertido en una misión casi imposible. Tres goles ha celebrado la Deportiva en los siete últimos partidos, lo que le ha servido para sumar 5 de los últimos 21 puntos en juego, números de un serio candidato al descenso a Segunda División B.
Lejos del Toralín la dinámica es todavía más preocupante. Los blanquiazules han regresado a la capital berciana sin marcar en sus cuatro últimos desplazamientos, siendo el de Xavi Molina, en propia puerta, en el empate ante el Nàstic (1-1) el último tanto que celebraron a domicilio.
Y eso que ocasiones no han faltado. Tanto en Butarque como en El Sadar, los bercianos han mandado al limbo dos penas máximas. Ante el Leganés, con Acorán ya en el banquillo, fue Andy el que asumió la responsabilidad, aunque su lanzamiento se marchó directamente fuera.
El domingo fue Acorán, que ya asumió la responsabilidad ante el Llagostera, el que buscó poner fin a la ‘sequía’, pero Nauzet adivinó sus intenciones y prolongó la agonía.
Un 2016 aciago
Los problemas de cara a portería han sido una constante desde que se reanudara la competición tras el parón navideño. La Ponferradina regresó con un empate a dos en el Carlos Belmonte, pero después de aquel encuentro encadenó seis partidos sin marcar (Tenerife, Girona, Elche, Mallorca, Valladolid y Alcorcón) y no ha vuelto a tener la claridad que, al menos en El Toralín, mostró durante el primer tercio de temporada.