La Eragudina volvió a ser un talismán

Más de 2.000 personas se dieron cita en el estadio maragato para llevar en volandas a un equipo con el que sufrieron hasta el final

J. A.
18/05/2015
 Actualizado a 01/09/2019
David Bandera pelea por un balón con un rival en el partido de la permanencia. | MAURICIO PEÑA
David Bandera pelea por un balón con un rival en el partido de la permanencia. | MAURICIO PEÑA
Fue clave en el ascenso y como no podía ser de otra forma lo fue también en la permanencia en Segunda División B. La Eragudina se vistió de gala una vez más para tratar de apoyar lo máximo posible a un Astorga al que durante toda la temporada le había costado sangre, sudor y lágrimas sacar puntos delante de su afición.

Ya desde casi una hora antes del partido en el ambiente se respiraba un olor especial, y no, no tenía que ver con la sudoración que provocaba el intenso calor que se vivía en toda la provincia. Quizás por la intención de buscar una sombra en la pequeña grada principal del estadio, quizás por animar al equipo desde el calentamiento, el público llenó el estadio desde primera hora arropando al equipo desde bien pronto.

Hablando del calentamiento, lo cierto es que los minutos previos al partido dejaron escenas cuanto menos curiosas. Por una parte, la sensación de que los jugadores del Guijuelo esperaban con ansia las vacaciones, o al menos así lo hacía el utillero chacinero, que no metió en el equipaje del equipo para Astorga las camisetas de calentamiento para sus jugadores, que se vieron obligados a utilizar las de la primera equipación tanto para los minutos previos como para esperar su turno en el banquillo durante el encuentro.

También llamó la atención de los espectadores uno de los jueces de línea que acompañaron a Leo Ollo en las bandas. Su despliegue durante el calentamiento fue brutal, al igual que lo era su estado de forma... por deficiente. Un sprint de 40 metros convertía a sus dos compañeros en Usain Bolt y Asafa Powell comparados con él. Eso sí, todo hay que decirlo y durante el partido su comportamiento fue... el habitual.

Alegría primero y sufrimiento luego entre la grada maragata, que estalló en euforia con el pitido final muy poco a poco, como una botella de Coca Cola va perdiendo el gas. ¿El motivo? La numerosa seguridad que rodeó el terreno de juego y cuya misión, según todos entendieron, era la de evitar la invasión de campo al final del partido._Sorprendió después que no hicieran el más mínimo intento por impedirlo, lo que sirvió a los aficionados para poco a poco celebrar que el Astorga será de Segunda División B al menos una temporada más y que como no podía ser de otra forma, La Eragudina segurá siendo talismán.
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