El Astorga se salva gracias a una sufrida victoria ante el Guijuelo (2-1)

La historia estaba escrita, y nadie en el Atlético Astorga podía pensar que la permanencia en la Segunda División B iba a llegar sin una buena dosis de sufrimiento. Nada hacía presagiar cómo se le iba a encoger el corazón en los últimos minutos de partido a los más de dos mil aficionados que respondieron a la llamada del equipo, ni antes del encuentro ni muchísimo menos después de la fantástica primera parte que cuajó el equipo maragato.

La premisa era clara, no mirar a nadie más y preocuparse únicamente por ganar al Guijuelo, un rival que ya no se jugaba aparentemente nada y al que vencer significaría automáticamente la salvación para el Astorga. El once de Pepe Calvo, el mismo que el que ganar en el Reino de León con la novedad de_Luis Arellano por Javi, sancionado, lo asumió desde el primer minuto, llevando el peso del juego y pasando por encima a un conjunto chacinero al que parecían notársele las ganas de irse de vacaciones.

Tal fue el empuje de los locales que en los primeros cinco minutos ya pudo adelantarse en el marcador hasta en dos ocasiones. En el primer minuto una doble ocasión desbaratada por Felipe, el mejor del Guijuelo, y en el tercero un centro de Diego al que Bandera no llegó por milímetros para rematar a puerta vacía servían al Astorga para avisar.

Los maragatos mandaban y buscaban el gol con ahínco sabiendo que perdonar les había condenado en más de una jornada a lo largo de la liga y el de ayer no era ni mucho menos el día para tropezar en la misma piedra.
Pero esta vez todo parecía estar de cara y los verdes encontraron recompensa en la cabeza de Marcos. El centrocampista, fuera del equipo durante muchos meses por una lesión, vivía toda una redención rematando un centro lateral desde la derecha y batiendo a Felipe.

El Astorga se ponía merecidamente por delante y eso le llevaba a dar un paso atrás y ceder el peso del juego a un Guijuelo que hasta entonces apenas había aparecido. Comenzaron a generar más peligro los salmantinos, pero tampoco renunció al ataque el Astorga, que en las contras seguía teniendo ocasiones, incluida una clara de Ivi Vales.

Sin embargo las más clamorosas las tenía el Guijuelo, y ahí apareció un fenomenal Luis Arellano que jugaba en la más complicada de las situaciones. Sin jugar desde diciembre y en el que muy seguramente era su último partido en Astorga, el canario dio un auténtico recital incluyendo una mano imposible que evitaba el empate visitante.

Todo seguía yendo de cara, sin necesidad de encender la radio y cuando el partido enfilaba el descanso La Eragudina terminó por estallar. Cuando peor lo pasaba el Astorga Porfirio consiguió enganchar una volea desde fuera del área y poner el balón en la escuadra derecha de la portería del Guijuelo. Un golazo en el momento más crítico del partido que parecía dejar casi todo hecho de cara a la segunda mitad.

Ahí el guión inicial se ajustó a lo que parecía desde fuera normal. El Guijuelo, sin nada que ganar y tampoco que perder, dejaba pasar los minutos y como era lógico al Astorga aquello le parecía estupendo. Con el balón, pero sin generar peligro, los chacineros dejaban de hecho que el Astorga tuviera oportunidades para sentenciar el partido. Víctor, omnipresente tanto en defensa como en ataque a punto estuvo de culminar una contra iniciada por él mientras que poco después Felipe desbarató un pase de la muerte de Diego.

Fue ahí cuando cambió el panorama del partido, aunque no de forma decisiva. En la misma jugada Razvan por el Guijuelo y Borjas por el Astorga vieron la segunda amarilla y dejaron la contienda en diez para diez. A partir de ese momento fue el Guijuelo el que dio primero y Chuchi, en u inexplicable error, no fue capaz de golpear la pelota con todo a favor para batir a Luis Arellano. No tardó en volver a hacerlo el Astorga pero Felipe volvió a matar otro par de opciones de Diego.

Nada hacía presagiar que en los últimos diez minutos el Astorga iba a sufrir como lo hizo. A poco menos de cinco minutos para el final el árbitro anuló un gol a los chacineros (ya lo había hecho en otra ocasión al Astorga) y en el 88 en una extraña acción Lambarri remató a gol un saque de falta en el que la zaga maragata se quedó parada.

Ahí la grada comenzó a preocuparse por el resto de rivales, por saber qué ocurriría en caso de empate y el panorama no era nada halagüeño. Un gol mandaba al Astorga a Tercera. El corazón se encogió y el Guijuelo apretó para buscar el empate con inexplicables intenciones.

Pero el gol no llegó, el Astorga ganó y la euforia se desbordó. Estaba claro que este equipo no podía salvarse sin sufrimiento, pero pese a ello, los maragatos siguen siendo de bronce.