Cien años de cine entre cuatro paredes

El proyeccionista Miguel ‘Trébol’ hace de su casa un museo donde expone casi 90 proyectores

P. Ferrero
07/06/2015
 Actualizado a 18/09/2019
Un momento de la visita a la colección de Miguel Pérez ‘Trébol’, en Veguellina. | M.A.
Un momento de la visita a la colección de Miguel Pérez ‘Trébol’, en Veguellina. | M.A.
La visión «romántica» del cine de Miguel Pérez ‘Trébol’ traspasa fronteras. La colección de proyectores que este orgulloso enamorado del séptimo arte tiene en su haber ha despertado la curiosidad de nostálgicos y amantes del celuloide. Los primeros, un grupo de profesores del I.E.S. Ornia de La Bañeza, que, capitaneados por el también docente Tomás Néstor, se desplazaron hasta Veguellina de Órbigo para contemplar los casi 90 aparatos que suponen el trabajo de toda una vida para el que fuera, desde niño, proyeccionista de salas de cines ahora extintos como el Imperial de Benavides o el Apolo y el Gordón de Veguellina, entre otros.

Durante la visita, este electromecánico de profesión les explicó todo lo que hay que saber de la proyección cinematográfica analógica: el cinemascope, la reproducción del sonido óptico y magnético, y un sinfín de curiosidades más. El colofón fue poner en funcionamiento la «joya de la corona»; una Ossa VI C de los años 60. Entre las proyecciones destacaron cuatro nodos con los que el proyeccionista consiguió llenar de nostalgia la sala. Tanto `Trébol’ como sus invitados recordaron que en su momento el nodo era una parte esencial en las salas de exhibición. «Los distribuía la filmoteca de Madrid y, además de a proyectarlo, te obligaban a pagarlo», indicó el proyeccionista.

Los proyectores más antiguos de este coleccionista se remontan a 1915, pero sus fondos recorren todo el siglo XX y hasta la actualidad. Todos ellos fueron objeto de asombro para estos profesionales de la Educación, que vieron en este proyecto un gran potencialy un gran trabajo, porque ‘Trébol’, además de adquirir los aparatos, los restaura hasta que llegan a funcionar a la perfección. «Es una labor que implica mucho tiempo, porque la mayoría vienen en muy malas condiciones y a veces tienes que ir arreglando cosas a ojo, porque no tienes las medidas… La adquisición de las piezas también es complicada, no se encuentra fácilmente», explicó el coleccionista.

Sin embargo, para este cinéfilo llevar a cabo esta labor es sumamente gratificante, ya que «estoy aprendiendo día a día, porque cada aparato es un mundo y aunque todos sirvan para lo mismo tienen sus peculiaridades», señaló. Asimismo,reconoció que «mostrar estas reliquias y que la gente tenga curiosidad y la oportunidad de conocer los entresijos del cine es la mayor de las recompensas». Por eso, ‘Trébol ‘ tiene sus puertas abiertas para cualquier grupo que desee volver a la era «mágica» del cine, «cuando el sonido de la película girando envolvía la sala; eso tenía mucho encanto». También invita a los ayuntamientos de la zona a hacerse eco de su exposición, aunque su mayor «ilusión»es que su colección haga de su pueblo, Veguellina, «cuna del cine».

'Así era el cine'


La colección de proyecciones de ‘Trébol’ constituye una parte esencial en el Festival de Cortometrajes ‘Luna de Cortos’, que celebra este verano su segunda edición en Veguellina. A través de una muestra titulada ‘Así era el cine’, el proyeccionista, de forma activa, intenta acercar el cine, en su versión más técnica, a los visitantes. La exposición hace un repaso por los aparatos de todas las épocas y de todos los tipos; aparatos de proyección en la gran pantalla, como la Ossa y sus homólogos domésticos. Este año, además incluirá cartelería y otros elementos, así como proyecciones.
Lo más leído