Aún estamos a tiempo

Aún estamos a tiempo. Porque aunque no lo parezca, aún estamos a tiempo de evitar llamar Santo Grial al cáliz de Doña Urraca y así no hacer el ridículo eternamente. Hasta la leyenda del topo de la Catedral tiene más gracia que el viaje interestelar de ese vaso. Aún estamos a tiempo de dejar de decir que se va a perder el valor histórico de la plaza del Grano porque se levantó completamente hace menos de 30 años. Si lo pensamos, todavía podemos dejar de decir que la gastronomía va a ser la salvación de León porque por ahora lo único que se ha logrado es subir los precios de las consumiciones.

Aún estamos a tiempo de tener el mismo respeto a todo tipo de inmigrantes, desde los que llegan con los bolsillos vacíos hasta a los que compran clubes de fútbol, porque no hacemos diferencias según sea la riqueza y no tanto por su raza, etnia, religión...

Aún estamos a tiempo de tener claro que si en las redes sociales se hacen chistes sobre un dictador o sus acólitos es muy probable que acabes procesado judicialmente, pero si dices en el Congreso «que se jodan» a los parados no pasará nada.

Aún estamos a tiempo de evitar que se persiga a la cultura por decir lo que se piensa, ya sea Albert Pla, El Drogas o cualquier otro artista. Si un país quiere ser moderno de verdad, si quiere estar a la vanguardia, la crítica interna es vital.

Sí, aún estamos a tiempo de evitar este estado de tensión continua en la que nos quieren tener.