Villamanín llora la muerte de quien fue su hostelero y juez de Paz, Félix Barreales

Fue el último taxista del municipio y llevó el cargo de 'árbitro' del municipio durante cuatro décadas: "No me extraña, tenía muy buena mano para templar gaitas"

Fulgencio Fernández
09/02/2023
 Actualizado a 09/02/2023
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Ya hacesemanas que se comentaba en Villamanín y su comarca que la enfermedad de Félix había entrado una fase irreversible, el cáncer nuevamente. Por ello, no por temida fue menos dolorosa la noticia del fallecimiento este jueves dequien fuera uno de los personajes más conocidos y queridos de la zona en virtud de sus ocupaciones laborales de cara al público. Félix Barreales, junto a su mujer Elsa, regentó durante décadas el bar que llevaba su apellido, uno de los clásicos de la localidad; también fue el último taxista de Villamanín y ejerció, durante cuatro décadas, el cargo de Juez de Paz, que supo llevar con su buen talante y serenidad característicos. Incluso su hijo Álvaro desconocía que llevara tanto tiempo: “Cuando, a causa de la enfermedad, le dieron de baja pues ya no podía ejercer, nos llamaron de los juzgados para preguntar qué había pasado pues era uno de los históricos del oficio. No me extraña pues tenía muy buena mano para templar gaitas”.

Barrealestenía solamente 73 años y desde su jubilaciónhabía recuperado viejas aficiones aparcadas por “la esclavitud de los bares”, en palabras suyas. Era un clásico de las mañanas de la comarca encontrar a Félix con su cacha paseando por la carretera que va hacia Fontún, haciendo unos ejercicios en algún banco y hasta había manifestado su interés en subir a esquiar a Pajares, donde un hijo era monitor. Desde el verano comenzó a ser menos habitual su presencia, ‘el bicho’ ya había manifestado su letal presencia.

También la Cultural había recuperado a un fiel seguidor y, acompañado de otro industrial jubilado, Nino el carnicero, eran unos habituales en las gradas del Nuevo Reino, pero también acudían a numerosos desplazamientos.

Las conversaciones con Félix eran un inagotable pozo de anécdotas. Viajes en medio de grandes nevadas en su época de taxista, regresos de fiestas de pueblos que darían para una película, historias en el bar, muchas veces a cuenta del fútbol pues era punto de encuentro en los partidos, con las partidas de cartas… de lo que no contaba era de Juez de Paz, iba en el cargo la confidencialidad. Tal vez por ello estuviera tantos años.

Siempre fue un tipo tranquilo y afable, al que le costó mucho (también a Elsa) superar la muerte en accidente de su hijo Santi, muy joven, buen deportista, como todos los de la casa, fieles del fútbol y el esquí.

Félix Barreales será enterrado en la mañana de este viernes en la iglesia de su pueblo, Villamanín.
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