Una ligera lluvia y la ausencia de viento ayudan al control del fuego en La Cabrera

El cambio de las condiciones climatológicas facilitó este sábado los trabajos de extinción del incendio que desde hace seis días ha arrasado más de 8.000 hectáreas en La Cabrera. La borrasca rozó la zona pero la escasa lluvia que cayó contribuyó a refrescar el ambiente para hacer más accesible el frente de fuego, como apuntaron diversas fuentes consultadas sobre el terreno. El viento también sopló con menor fuerza, pese a las previsiones que en la mañana indicaban todo lo contrario. El consejero de Fomento y Medio Ambiente de la Junta, Juan Carlos Suárez-Quiñones, apuntaba en el mediodía de este sábado, en referencia a la borrasca, que este tipo de fenómenos supone «un momento delicado», puesto que en la zona del incendio «va a traer lo malo, los vientos, y no dejará lluvia».

Sin embargo, aunque las precipitaciones no fueron intensas, contribuyeron en la lucha contra las llamas y los vientos, lejos de desatarse, amainaron. Las mismas fuentes apuntaban que una tromba de agua hubiera tenido también consecuencias negativas, puesto que habría erosionado sobremanera el terreno y habría precipitado la contaminación de los acuíferos, entre otros posibles efectos. En el último parte de incendios se mantenía la condición de activo y en nivel 1 –tras bajar del 2 en el que se encontraba desde el pasado martes–.

Por otra parte, el consejero también apuntó que hasta el momento «no hemos tenido reproducciones significativas», pero alertó de que se «tardarán días» en asegurar el control y declarar extinguido este fuego, tal y como sucedió en Gredos. De ahí que «estaremos muy vigilantes a las posibles reproducciones de ese perímetro de ascuas», el cual «se va enfriando paulatinamente», aseguró.

El consejero pidió a los vecinos que «no se asusten si ven humo o algo de fuego, porque se están realizando actuaciones de contrafuegos para asegurar determinadas zonas». Se trata de una técnica que consiste en la quema controlada de zonas delimitadas por los agentes medioambientales para frenar el avance del fuego mediante la limitación del combustible. Con este tipo de acciones se ha estabilizado el perímetro, que ha llegado a alcanzar una longitud de 55 kilómetros.

En cuanto a las previsiones para la jornada de este domingo los pronósticos apunta anuevas precipitaciones en la zona, más intensas que las registradas ayer y con la posibilidad de que los vientos vuelvan a soplar con mayor fuerza.

En la jornada de este sábado, la nómina de efectivos que se empleaban en la zona ‘en tierra’ todavía era muy elevada, con 2 unidades de intervención de la Unidad Militar de Emergencias (UME), 10 cuadrillas de tierra, 9 agentes medioambientales, 5 técnicos en extinción y 8 bulldozers, a los que se suman los medios aéreos.

Precisamente, este sábado también se sumaron al operativo de extinción helicópteros Kamov, dotados con dos hélices y que permiten mayor precisión en las descargas.