"No sé qué es lo que pretenden, somos dos países casi hermanos"

Manyna Snatska es una de las ucranianas residentes en León. En su país natal mantiene a su padre, a su abuela y a tíos y primos: "Están muy asustados"

C. Centeno
25/02/2022
 Actualizado a 25/02/2022
Maryna Snatska relata la situación en su país natal. | L.N.C.
Maryna Snatska relata la situación en su país natal. | L.N.C.
Maryna Snatska llegó a España con 15 años, después de pasar por Portugal, a donde emigraron en un primer momento sus padres. Se instalaron en la provincia de León, concretamente en la localidad de Almanza. Él regresó a Ucrania tras quedarse sin trabajo por la crisis de 2008 y hoy en día está al cuidado de su madre, una mujer de 93 años. Viven en Kherson, una de las ciudades atacadas este jueves por el ejército ruso, que bombardeó su aeropuerto. «Estábamos bastante preocupados por lo que pasaba y desde esta mañana mucho más», lamentaba este jueves Maryna. Aquí tiene hijos, a su madre y a su abuela materna. Pero toda su familia paterna está en Ucrania y se encuentran «muy asustados», cuenta.

«Con mi padre he hablado hoy –por este jueves– y me ha contado que hay mucho miedo, nadie va al trabajo, las escuelas y las guarderías están cerradas y hay muchas colas en los supermercados y en los bancos», confirma trasladando el caos que viven las principales ciudades ucranianas. Además, desde que de madrugada se registraran las primeras explosiones en varios puntos del país tienen toque de queda y «no pueden moverse».

Ellos no pueden venir no solo porque las fronteras se hayan cerrado, también porque «mi abuela es muy mayor y sería imposible traerla», lamenta. Visitó por última vez su país natal antes de la pandemia, en el año 2019. Ve las imágenes que llegan desde allí con «mucha impotencia».

Pendiente de las noticias que llegan desde Ucrania, denuncia no estar de acuerdo con la actitud que ha tomado Rusia en este conflicto. «No sé qué es lo que pretenden atacando a un país vecinos», se preguntaba recordando que rusos y ucranianos «tenemos muchas cosas en común, un idioma parecido y costumbres iguales». «Por así decirlo somos como dos países hermanos», aseguraba Maryna lamentando el rumbo que están tomando los últimos acontecimientos.
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