El leonés que llegó a las Cortes por 5 caminos

Fallece a los 90 años Fernando Suárez, el que era el último ministro vivo de un gobierno de Franco

29/04/2024
 Actualizado a 29/04/2024
Suárez en uno de sus celebrados discursos del Leonés del Año (en 2020). | MAURICIO PEÑA
Suárez en uno de sus celebrados discursos del Leonés del Año (en 2020). | MAURICIO PEÑA

 Hace tan solo cuatro meses que Fernando Suárez ocupaba ese rincón de los lunes en La Nueva Crónica basado en imágenes rescatadas por Fernando Rubio de su archivo. Era noticia el leonés porque acababa de publicar sus memorias, ‘Testigo presencial’ ,y después de una larga conversación, más que entrevista, remató como despedida: «Ah, y gracias».

- Será al revés, gracias a usted.
- He dicho bien, gracias, es la primera vez que no me llaman el último ministro vivo de Franco
- ¿Se avergüenza?
- No, ni mucho menos, fue un honor, pero tal como me lo preguntan parece que están esperando que me muera.

Falleció ayer, a los 90 años. Era así. Socarrón. Leonés con cruce asturiano, que tiene su cosa. Y añadió: «Por si no tienes para llenar te doy una alternativa: Soy el único político español que estuvo sentado en las Cortes por cinco caminos diferentes: Fui elegido ‘en representación de las familias’ por León, después me nombró Procurador en Cortes (que no diputado) el Rey Juan Carlos, me senté como ministro, después sí fui diputado y, finalmente, eurodiputado... Mira, llenas mucho más espacio».

Era así, socarrón desde una mirada distante a 2 metros de altura.  

No habíamos hablado del ‘último ministro vivo’ porque como se repetían aquellos días las entrevistas, sobre los mismos temas políticos, aceptó encantado hablar de León, «también fui el primer Leonés del Año», decía. Y como tal acudía cada año por ser presidente del Jurado y en el discurso del acto, siempre sin papeles, hacía recordar que fue uno de los oradores más brillantes del Parlamento, especialmente recordado por su discurso en defensa de la Ley de Reforma Democrática que hizo que se dijera que entrara en la terna de candidatos a presidente del Gobierno donde eligieron a Adolfo Suárez. «Se dijo, pero es mentira. La lista la hizo Fernández Miranda y los otros dos eran López Bravo y Federico Silva; lo que se le atribuye a Torcuato de ‘me equivoqué de Suárez’ era una broma».

Ahora, con su fallecimiento, se suceden las biografías, los datos, los logros del político leonés, que aquel día hablaba gustoso de sus raíces.

- ¿Viene de una familia acomodada, de derechas imagino?
- Acomodada sí, por suerte. Mi padre recibió con alborozo la llegada de la República, como casi todos los de su generación; en la guerra estuvo en el bando franquista ‘pero con reparo’».  

Y aborda un episodio familiar poco conocido, explicaba el ex ministro, «porque él jamás nos lo contó, me tuve que enterar leyendo las memorias de otro leonés, Gordón Ordás».  Recuerda Fernando Suárez que su abuelo fue quien construyó el Hotel Valgrande, en el límite de Asturias y León (con el tiempo El Parador) y murió joven. «Su viuda y sus hijos, menos mi padre que vivía en León, se quedaron en el Hotel; de hecho mío tío —Chus Valgrande— fue campeón de esquí de fondo porque bajaba a Busdongo o Pajares, a hacer la compra, esquiando. Pues mi padre subió a ver a la familia, el 12 de octubre, cuando lo de la Revolución del 34 ya había cedido y al regresar a León le tomaron por un revolucionario asturiano y le dieron una paliza que casi le matan, mi madre casi no le reconoció de lo desfigurado que estaba». 

- ¿Y lo de Gordón Ordás?
- Como he dicho, mi padre jamás contó ese incidente, y eso que veraneamos en los 40 en Golpejar, al lado de donde ocurrió, y en las memorias de Gordón cuenta cuando interpeló al Gobierno por los excesos de la Revolución del 34 y lo cuenta con todo detalle. Ahí me enteré.

También tuvo que ver con León su primer cargo político importante, en 1.967. «Parece que se ha olvidado, en aquellas Cortes la mayoría estaban puestos por el Régimen pero hubo unas elecciones con voto para dos representantes de las familias por provincia, me animaron, me presenté y fui elegido.

- ¿Se podía presentar cualquiera?
- A ver, si eras comunista no creo que te dejaran, eran ‘limitadas’.

Y recuerda que en esa etapa tuvo un logro que a él le gustaba  reivindicar como defensa de su oratoria. «Era 1.968 y gané la primera votación que perdió el Gobierno del régimen. Una enmienda que defendí en la única sesión nocturna desde la destitución de Alcalá Zamora. Tomé la palabra a la una de la madrugada».

- ¿Con esos inicios cómo no siguió en aquellas Cortes?
- Saqué la cátedra de Derecho y me seducía más, también fui director de un Colegio Mayor, que hicieron una labor fundamental e hice teatro en la Universidad de Oviedo y hasta debuté en Madrid con Emma Penella y Lina Morgan.

No se le puede negar que era un inagotable pozo de anécdotas y recuerdos, un personaje muy conocido —le ayudaba su altura— aunque a veces ‘sonaba’ su cara pero... no acertaban. Viajando en tren de Madrid a León un matrimonio cuchicheaba sobre él, hasta que el marido se decidió: «¿Perdone, usted es Gento?». Su seco no hace creer que no le gustó la comparación, Gento medía 1,70.

- ¿Cómo ve el panorama actual?
- Mal. Estaba más reconciliada España en el momento de morir Franco que hoy.
- ¿Definiría a Franco en una palabra? 
- Patriota. Le conocí ya muy mayor.

Lo más leído