No es ofrenda, sino obligación, y además «de por vida», le ha replicado Francisco Rodríguez, asegurando que «si no fuera por esa obligación, seguro que esta tradición se habría perdido». Le ha pedido, además, que sepa distinguir el «el trigo de la paja» y que «el trigo de la verdad dice que el pueblo de León está cumpliendo con un deber y una obligación sagrada». «Céntrese y elija el trigo de la verdad y deseche la paja de las suposiciones», le ha instado. Y citando a Lucas de Tuy, canónigo de San Isidoro, y a su relato sobre esta tradición en su obra ‘Milagros de San Isidoro', le ha recordado que «el pueblo se comprometió, en reconocimiento y en agradecimiento, a traer una ofrenda como obligación y en correspondencia al favor que el pueblo de León había recibido de San Isidoro. La cosa está clara», ha insistido, si lo que se hace es acudir «a las fuentes, a las más antiguas y a las más fidedignas».
Cáliz, "no grial"
Rodríguez se ha referido también al claustro en el que se cumple con esta tradición, «testigo» de numerosos acontecimientos y que los días 30 de junio y 1 de julio será sede de un debate sobre parlamentarismo «a nivel europeo e incluso internacional» y ha hecho hincapié en que es también en este templo donde se guarda el cáliz de doña Urraca, «no el grial».En el debate hubo espacio para la reivindicación y Diez, que ha reconocido que cumplir con esta ofrenda es una tradición muy querida por los leoneses, ha pedido que el Cabildo no olvide que a los leoneses no les gusta el sometimiento y que son más partidarios de «caminar libremente». «Si a los leoneses nos caracteriza algo es que no nos gusta nunca el sometimiento y tanto no nos gusta que fíjese que llevamos ya 40 años sometidos y estamos tan hartos, tan hartos, que creo que no tardando mucho vamos a conseguir quitarnos ese yugo y poder caminar libremente como hemos deseado siempre», ha subrayado provocando los aplausos de los presentes.
"Símbolo" del pueblo
Como broche a la celebración el síndico municipal ha hecho entrega al Cabildo de una bandera de León confiando en que este gesto sirva para mantener la «paz y unidad» entre los dos Cabildos de la ciudad, el isidoriano y el catedralicio, para que no existan piques entre ellos y se pregunten «por qué a ellos sí; por qué a nosotros no», después de que el pasado mes de octubre, durante la celebración de las Cantaderas, el alcalde entregara al Cabildo de la Catedral otra bandera de León, una bandera que «marca nuestro presente y que guiará nuestro futuro», ha defendido.Además, durante la entrega Diez ha aprovechado para lanzarle una petición al Cabildo isidoriano: que cada último domingo de abril esa bandera ondee junto al pendón de San Isidoro como símbolo de un Reino y de un pueblo que «siempre lucha y que jamás se rinde». Diez ha querido también dar las gracias al exabad por sus 20 años de trabajo. «Ha hecho mucho y sigue haciéndolo por estrechar lazos entre el pueblo y esta basílica y con este santo», a lo que Rodríguez respondió que esperaba que sus palabras no tuvieran el objetivo de «doblegar mi autoridad y mi fuerza de voluntad». «Me ha vencido sentimentalmente, humanamente», ha reconocido, confiando en que ese agradecimiento «no sea un chantaje al Cabildo» e isntándole a que «como hacen los padres mayores y enfermos cuando reúnen a sus hijos para dejar los problemas resueltos», este año, coincidiendo con su relevo como abad, pudieran también dejar zanjado este debate sobre si lo que les reúne en el claustro de la basílica cada año es el deber o la voluntad. «Cada uno busca llevar el agua a su molino y quisiera dejar este tema zanjado de por vida», le ha solicitado. Y con la entrega del cirio y de los dos hachonesla ceremonia llegó a su fin. Antes del abrazo de despedida se habían lanzado una última promesa: «Volveremos libremente como siempre hemos hecho», ha ofrecido Diez. Obligados, le ha recordado Rodríguez.