Las residencias celebran la inmunidad: "Por fin podemos rozar la tranquilidad"

El centro Nuestra Señora del Camino, en La Virgen, ha sido de las primeros en completar el ciclo de vacunación. "Hemos estado al pie del cañón y ahora ha llegado una dosis de esperanza"

C. Centeno
31/01/2021
 Actualizado a 31/01/2021
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«Hemos salido a un campo de batalla sin chalecos antibalas. Nos han llovido disparos, pero poco a poco hemos podido subsanar las heridas». Contundente y emocionada, la directora de la Residencia Nuestra Señora del Camino, Miriam Arranz, recuerda los duros meses de la pandemia en el centro, especialmente en la primera ola, pero mira al futuro con esperanza. En estas instalaciones de La Virgen del Camino, que gestiona Domusvi, ya son inmunes. Recibieron la primera dosis el pasado 30 de diciembre y tras completar el ciclo, «por fin podemos rozar la tranquilidad».

«Al fin ha llegado el momento de esa dosis de esperanza y estamos todos muy contentos y felices», reconoce Arranz. Aunque no se puede bajar la guardia y «seguimos llevando a cabo todas las medidas y somos muy restrictivos en todo, confiamos en volver a la normalidad, eso es lo que deseamos con toda nuestra ilusión, que ellos vuelvan a tener las visitas que tenían antes porque es lo que más añoran, pero paciencia, porque llegará», espera la directora de la residencia, en la que hay alrededor de 160 mayores y unos 80 empleados.

«Todos queremos que se acabe esto», reconoce María Ángela García, que a sus 80 años lleva seis meses en la residencia sin que en ese periodo haya habido contagios. Con la vacuna está «muy contenta». «La organización fue nunca vista, todas las auxiliares, todas las enfermeras, todas nos cuidaban, nos decían para dónde teníamos que ir, todo muy bien», cuenta esta usuaria. Eso para recibir la primera dosis, la segunda «como dice el refrán, ya fue ‘coser y cantar’».

También feliz de haber adquirido al fin la inmunidad se siente Justa Maza. Tiene 93 años y presume de que «no noté nada» ni con el primero ni con el segundo pinchazo. «He estado bien», asegura agradeciendo el trato y emocionada entre las cámaras.

«Esperemos que tengan acierto los que nos han mandado las vacunas y que nos hayan inmunizado», decía César Gurdiel, que con 75 años está en la residencia de La Virgen del Camino acompañado por su mujer. Ellos pasaron la primera ola en casa y llegaron a este centro después del verano, «ella lo necesitaba y yo vine con ella para estar juntos», confiesa. Espera «que salgamos de esta pronto y podamos salir a tomar un poco el fresco y el sol por ahí». Con sus dos hijos hablan «por teléfono, es el único contacto que tenemos». Ellos viven fuera de León y les han visitado durante las fiestas navideñas con las debidas medidas de seguridad.

Echando la vista atrás, recuerdan los duros momentos del inicio de la pandemia. Entonces tuvieron contagios en el centro, las pruebas diagnósticas tardaron semanas en llegar y tuvieron que hacer aislamientos sin poder confirmar quiénes estaban afectados. Fue la situación más complicada de este centro, que no ha vuelto a tener positivos por Covid-19 desde entonces. A María José Calvo todavía se le ponen los pelos de punta al rememorarlo. «Al principio fue duro, muy duro», asegura satisfecha porque «después fuimos mejor y ahora con la vacuna vemos la luz al final del túnel». En las peores semanas «se hacía de todo, si tenías que cambiar turno se cambiaba, lo primero eran los abuelos y tú vivías por y para ellos. No había clases, ni puestos, ni nada. Era apoyarnos unos a otros, lo bueno es que hemos sido un equipo muy unido y eso también nos ha valido mucho», confiesa esta auxiliar.

Emérita Alonso también trabaja en el centro en ese puesto. Lleva 19 años y la pandemia ha sido «el momento más difícil». Ella no estuvo en la primera ola porque se encontraba de baja laboral, pero asegura que «ser un equipo unido» ha servido para salir adelante. «Intentamos darles el máximo cariño posible ya que los familiares no han podido en estos momentos», confirma. «Tenemos que intentar apoyar y darles esperanzas en que todo esto acabe, les damos cariño y ellos también nos lo dan a nosotros», asegura una empleada para la que la residencia es «mi segunda casa».

"Esto es una familia"

Dice Justa, en apoyo a sus cuidadoras, que «esto es una familia». Es más, sus últimas palabras a este periódico fueron para dar las gracias «a todas las que están aquí, que nos tratan muy bien todas y son muy buenas, desde la primera hasta la última». «Son muchas horas con ellos y les coges cariño sí o sí, y ellos a ti. Si te ven mal ya saben que te pasa algo, te conocen casi más que en casa», apunta Emérita.

Las residencias de mayores se han llevado la peor parte de esta pandemia, tras sus puertas se encuentran las personas más vulnerables al virus y entre sus paredes han tenido que librar una verdadera batalla a la que no siempre se han enfrentado con todos los medios necesarios para ganar al enemigo.

«Como la gran mayoría de centros hemos luchado con ellos, hemos estado al pie del cañón, hemos sido un equipo fuerte y hemos dado todo lo que estaba en nuestra mano, no les hemos soltado en este camino y nos sentimos orgullosos de la gestión que hemos realizado, verles a ellos bien es nuestra dosis», remata Miriam Arranz, directora de la Residencia Nuestra Señora del Camino.

Ha sido una guerra dura y difícil, pero la vacuna ha supuesto un gran paso hacia la victoria definitiva que, esperan, llegue pronto.
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