Cabe recordar que el Registro Aerobiológico es una red que se creó en 2006 a iniciativa de la consejería de Sanidad de la Junta. A nivel autonómico, exceptuando la red Palinocam de Madrid, la de Castilla y León es la única que tiene validez estadística legal en España. Luego está la Red Española de Aerobiología, con sede en Córdoba, que se encarga de enviar a Europa todo lo que se registra en materia alérgica en España. Actualmente, Castilla y León cuenta con 13 estaciones aerobiológicas funcionando, todas coordinadas desde León. La segunda parte del mencionado estudio elaborado desde la ULE, ha tenido como protagonistas al personal docente y administrativo del campus (con más de 200 participantes). En este caso, el 37% de los analizados han dado positivo a los procesos alérgicos. Esto demuestra, en palabras de Delia Fernández, que «estamos ante una enfermedad que suaviza sus efectos con el paso de los años. El cuerpo se va habituando y con la edad las molestias son menos acentuadas».
Estos últimos resultados fueron presentados en la reciente Semana Verde que cada año organiza la ULE. Un informe que seguirá actualizándose en próximos años y que se elabora gracias a la colaboración de médicos especialistas.
Alérgenos más comunes
Los análisis cutáneos efectuados, tanto a jóvenes como a adultos, indican que el alérgeno que más problemas provoca entre la comunidad universitaria de León es el de las gramíneas, (29% de los afectados), seguido por el de la ‘olea’ (25%), elemento propio de la flor de los olivos, que constituye un grave problema en el sur y centro de España y que en León es generado por fresnos y aligustres, que pertenecen a la misma familia. En tercer lugar se sitúa el ‘plantago’ (con importante incidencia en nuestra comunidad autónoma), seguido por el de la ‘artemisia’ (que tiene su origen en una especie invasora). Delia Fernández, eso sí, realiza alguna que otra puntualizadción: «Contrariamente a lo que se cree, las pelusas de chopos y sauces no provocan alergias. Lo que ocurre es que los ‘pelillos’ atrapan el polen y eso provoca la reacción».
La primavera es devastadora para los alérgicos. Pero el aire también tiene sus peligros en invierno. «En época invernal tiene especial incidencia en León el grupo de los cipreses, el abedul, fresnos, el llantén... Y cada vez hay más alergias alimentarias», recuerda la responsable del Registro Aerobiológico.
Armas contra sus efectos
Inflamación de las vías respiratorias, congestión, picor, estornudos, rinorrea, enrojecimiento de los ojos, lagrimeo, tos, dificultad para respirar, ruidos en el pecho… Si la alergia le provoca este tipo de molestias, sepa que no todo está perdido. Como siempre, la prevención se antoja fundamental para evitar males mayores. Entre las medidas preventivas está el mantener las ventanas de las habitaciones cerradas en época de polinización, viajar con las ventanillas del coche también cerradas, así como poner filtros especiales en el sistema de aire, utilizar gafas de sol, lavar las frutas o productos vegetales antes de comerlos, y por supuesto no fumar. También se considera relevante conocer las previsiones sobre la situación polínica. A este respecto, recientemente se puso en marcha un panel informativo para León y Ponferrada desde la propia página web de la Universidad.
Si lo anterior no funciona, se puede recurrir a la farmacología. Beatriz Camazón, alergóloga que colabora con la ULE en la elaboración de sus estudios, recalca que « hoy en día hay muy buenos medicamentos . Las alergias se pueden controlar con antihistamínicos, y en casos más serios, con corticoides», señala Camazón, que también destaca la inmunoterapia como elemento paliativo. Esta técnica consiste suministrar al paciente dosis progresivas del material alergénico al que sea sensible, «al estilo de una vacuna, induciendo una tolerancia al polen para que el cuerpo se vaya acostumbrando», explica la alergóloga, que ya avanza que las pruebas dirigidas por la ULE no se detienen aquí. La doctora explica que «ahora mismo estamos tratando de sacar extractos de más calidad, es decir, controles que tratan de valorar la incidencia de forma más específica. Las alergias al polen y a las proteínas alergénicas son los dos grupos principales. Queremos seguir comprobando cómo afectan según la edad y también según las épocas estacionales. Todo eso nos sirve para comparar y hacer balances que después exponemos en congresos de alergias y biología», añade Beatriz Camezón.
Todo lo anterior es aplicable a los que conocen que son alérgicos. El problema, según la citada alergóloga, es que muchas personas todavía no lo saben. Camezón insiste en la necesidad de hacerse las pruebas. «Hay gente que tiene síntomas leves, que no les da importancia y que se piensa que lo que tiene es un simple catarro primaveral. Y eso les ocurre año tras año. Luego, cuando de repente se hacen las pruebas de la alergia, se sorprenden. Si se las hicieran antes se ahorrarían molestias. Las alergias son típicas de los países desarrollados y seguirán aumentando», advierte Camezón. Enfermedad del sigloXXI.