La periodista a la que la vida no pagó con su misma sonrisa

Fulgencio Fernández recuerda a Astrid Rodríguez, que fue responsable de prensa en la Subdelegación del Gobierno y falleció este viernes víctima de un cáncer

Fulgencio Fernández
25/02/2023
 Actualizado a 25/02/2023
Astrid Rodríguez Rozas falleció de cáncer con solo 58 años. Había nacido en Bruselas, pero se sentía de Olleros de Sabero. | L.N.C.
Astrid Rodríguez Rozas falleció de cáncer con solo 58 años. Había nacido en Bruselas, pero se sentía de Olleros de Sabero. | L.N.C.
En esta profesión de cajas destempladas, encontrarte con Astrid era llegar a un remanso de todo lo contrario, de tranquilidad y cercanía; para nada reñida con profesionalidad, rigor o preguntar lo que corresponde, nunca en ella reñida con defenderaquello en lo que se cree. Y ella creía en muchas cosas. Son, simplemente, formas de afrontar la vida, de estar enel mundo. Que no pasa nada por, como hacía Astrid, preguntar primero por cómo estás, cómo están los tuyos, qué tal van las cosas, alegrarse de las buenas, cogerte por el brazo en las malas para ir después al grano sin perder la sonrisa. El viejo dígaselo con flores, pero dígaselo.

Pese a ello, la vida no le quiso devolver el mismo trato, no la quisoacoger con flores, a ella, que desde hace años luchaba contra el cáncer, sin borrar su sonrisa ni su trato amable, preguntando primero. Le concedió tan solo algunas victorias que ahora se sabe que eran parciales, con la crueldad que impone esta enfermedad, para desembocar esta misma semana en el fatal desenlace con tan solo 58 años. Un mazazo para mucha gente, especialmente para la profesión periodística donde se había ganado el cariño que sembró; para su tierra del valle de Sabero, de donde era pese a haber nacido en Bruselas; para todos los que algún día pasaron por el Gobierno Civil, primero, o la Subdelegación del Gobierno, y encontraron en Astrid a la funcionaria cómplice. Para tanta gente tan diversa que tuvo el privilegio de cruzarse con ella.

En todas partes quiso y supo ser Astrid (Rodríguez Rozas),supo y quiso cultivar su forma de ser y estar,y siempreser periodista, que es lo quería ser y lo que jamás dejó de ser, desde que llegó en 1986 a hacer prácticas en El Diario de León y ya no se fue, se enganchó a la tinta (entonces aún la había). Repitió experiencia en el 87 y tuvieron la buena vista y el acierto de contratarla como redactora de todo un poco, de lo que se le pidiera, sabía moverse al lado del alcalde o de algún delincuente; pues pasó de hacer la información municipal a la de sucesos, tribunales y esas historias de la crónica negra. Pero, sobre todo, le dedicó espacio y tiempo a la sanidad, parecía donde más cómoda se encontraba, aunque es difícil de saberlo pues a cualquier información le encontraba ‘su aquel’, que decían los clásicos de la profesión.

La Asociación de Periodistas de León, a la que pertenecía, lamentaba su fallecimiento en una nota pública y recordaba que Astrid formó parte del grupo que puso en marcha el Círculo de Mujeres Periodistas Pilar Casado, «fue buena parte del alma que mantuvo sus actividades a lo largo de los años. Enviamos nuestras condolencias a su familia, en especial a su marido, Ángel Santiago Ramos (también periodista), y a sus hijos Adrián y Clara».
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