Gina, así la conocen en la zona del Polígono 58, donde la mujer cuyo cadáver aparecía flotando en el Bernesga el pasado viernes residía con su pareja, era una mujer «peculiar», de «carácter fuerte» y «bruscos cambios de humor». Según relataban a este periódico aquellos vecinos que habitualmente se topaban con ella, en los últimos tiempos estaba más descentrada de lo normal, algo que achacan a una excesiva ingesta de alcohol y a medicación o consumo de drogas. El caso, apuntan, es que era habitual que protagonizara escenas que terminaban requiriendo presencia policial. «Tan pronto te saludaba como no lo hacía, otras veces se ponía a insultar a gente por la calle, de vez en cuando compraba cosas a los bestia y luego las repartía por la calle...». Además, dicen otros, tan pronto manejaba grandes cantidades de dinero como pedía que la fiaran.
Rabia Gina Balghaouar vivía con su pareja en este barrio leonés que está junto al Bernesga, zona por la que se la veía con frecuencia, aunque pasaba mucho tiempo sola mientras su compañero, al parecer jubilado de la mina, estaba en el pueblo del que es natural, una localidad del municipio de Soto y Amío.
La crecida se la llevó
La instrucción del caso continúa bajo secreto de sumario, pero según ha trascendido, la investigación parece descartar que la muerte de Gina sea fruto de un crimen. Se sabe que falleció antes de caer al agua, donde apareció días después de su fallecimiento. Sospechan que tuviera un accidente y que quedara en las próximidades del cauce que, con la crecida de estos días, la arrastrase hasta la zona de Mercaleón, donde apareció su cuerpo.
