La medicina más humana que sobrevive aún en los pueblos

Solo en el área de León hay 593 consultorios en más de 1.000 localidades, pero es en los núcleos más pequeños en los que el médico es un vecino más

Sergio Jorge
19/08/2016
 Actualizado a 17/09/2019
Gregorio González, en el ambulatorio de Llamas de la Ribera, con una de las vecinas que acude de vez en cuando a su consulta. | MAURICIO PEÑA
Gregorio González, en el ambulatorio de Llamas de la Ribera, con una de las vecinas que acude de vez en cuando a su consulta. | MAURICIO PEÑA
A las nueve de la mañana Gregorio González inicia su jornada en Quintanilla de Sollamas. Allí recibe a sus primeros pacientes del día, a los que trata con la confianza que le dan los cerca de 25 años que lleva siendo el médico del pueblo. Porque Goyo, o Goyín, como así le llaman en la comarca, es el ejemplo de las decenas de facultativos que hay desperdigados por la provincia leonesa y que sustentan el Sacyl en los cada vez más envejecidos pueblos de León.

Son en total 28 centros de salud y 593 consultorios médicos los que tiene solo el área de Atención Primaria de León, es decir, toda la provincia excepto la comarca del Bierzo. Yaunque la mayoría de los médicos están en las zonas más urbanas, como León, San Andrés, Villaquilambre, Astorga o La Bañeza, también hay un gran número en las rurales de los más de 1.150 profesionales que hay en plantilla.

Los problemas llegan en verano si no se contratan más médicos, por lo que suman otros consultorios Y son quizá los que guardan el sentido de la medicina familiar con más ahínco, con más dedicación y también con más tranquilidad. Porque conocen a los pacientes desde hace años y saben todo su historial médico de memoria, sin necesidad de recurrir al sistema informático aunque tengan que seguir utilizándolo porque así consta siempre en el  archivo del Sacyl.

Pero también estos médicos tienen que hacer muchos kilómetros de carretera cada día, ya que normalmente deben acudir a dos o tres pueblos, y dependiendo de la distancia y el estado de la vía, pueden ser más o menos duros. En el caso de Gregorio, son unos 15 o 20 kilómetros cada jornada, ya que además deQuintanilla, cada día acude a Llamas de la Ribera, donde está el centro operativo de su rutina diaria. También debe ir tres días a la semana a San Román de los Caballeros y otros dos a Villaviciosa, además de las urgencias que de vez en cuando cubre y que en su caso están en Benavides de Órbigo.

Sobre las once aproximadamente Goyo llega a Llamas. Ysi para a tomar un café en la panadería de Urbano, los vecinos saben que allí le pueden encontrar si hay una urgencia. «Algunas veces vienen aquí a por mí», asegura este médico que es de San Román, por lo que su implicación en la comarca es aún mayor, después de que en sus inicios estuviera en Castrocontrigo. Posee por tanto una carrera profesional en la que la medicina rural ha sido la base, así que conoce perfectamente lo bueno y lo malo de un sistema que siempre está puesto en entredicho por la falta de medios en las zonas rurales, pero que se suple con el compromiso de los profesionales que están en pueblos como Llamas de la Ribera.

Antes de ir al ambulatorio pasa por la farmacia para dejar algunas recetas y así evitar que haya más desplazamientos. Es al fin y al cabo una forma de economía colaborativa, tan en boga en la actualidad y que en los pueblos ha sido siempre la ley. La última localidad a la que acude es San Román los lunes, miércoles y viernes, o Villaviciosa los martes y jueves, donde suele acabar su jornada laboral si no tiene guardia.

Es así la rutina de médicos como Goyo, pero durante estas fechas todo varía porque se encuentran con los problemas del verano. No siempre se contratan otros profesionales para estos meses, por lo que las vacaciones suelen ser cubiertas entre ellos, así que el tránsito de unos pueblos a otros aumenta, y con ello el número de pacientes puesto que a los vecinos habituales se unen los veraneantes. Por eso a las 1.500 cartillas que llevan facultativos como González se unen las de los turistas. Ycon ello el trabajo, pero por lo que se ve, no el compromiso.
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