La cigüeña llega cada vez menos a los pueblos de León

Los datos demográficos llevan años sin dar alegrías a León. El descenso de los nacimientos y el envejecimiento de la población, que hace que las muertes tripliquen al número de niños que llegan al mundo en la provincia, dejan padrones cada vez más reducidos que hacen saltar las alarmas de la despoblación. Por eso son motivo de alegría noticias como la de Valcuende, una pequeña pedanía de Valderrueda en la que nació el primer bebé en 63 años a finales del pasado mes de abril.

Pero estos casos son poco comunes, como demuestra la estadística de movimientos naturales de la población publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y referida al 2018 –la última con datos detallados por municipios–. Durante ese año, no se registraron nacimientos en 59 municipios leoneses, lo que supone que en tres de cada diez ayuntamientos ninguna mujer residente fue madre. Estos territorios por los que no pasó la cigüeña están repartidos por toda la provincia, aunque la zona sureste acapara el mayor número.No hubo nacimientos en Peranzanes, ni en Boca de Huérgano, ni en Castrillo de la Cabrera, ni en Escobar de Campos. Pero tampoco en Mansilla Mayor, ni en Rioseco de Tapia, ni en Congosto o Borrenes, cuatro municipios más cercanos a las ciudades de León y Ponferrada.

El número de consistorios con la cuenta de nacimientos a cero crece año a año. Al echar la vista atrás se puede comprobar que hace solo dos décadas eran 36 los municipios que no contabilizaban recién nacidos de los 211 con los que cuenta la provincia.

Pero no es mucho mejor la situación de otros 51 ayuntamientos leoneses, en los que tan solo se contabilizó un nacimiento entre enero y diciembre del pasado 2018. Villares de Órbigo, Villademor de la Vega, Valderrey, Riello, Posada de Valdeón, Carrocera, Crémenes o Fresno de la Vega son solo algunos de los ejemplos de esta lista.

En total, en ese ejercicio se registraron en la provincia 2.633 alumbramientos  con las dos capitales y las cabeceras de comarca como ‘líderes’ del ranking por municipios. Un dato muy inferior al número de defunciones contabilizadas en el mismo periodo: 6.309.

Si estas cifras se analizan por municipios, destaca también que tan solo dos no registraron ningún fallecimiento durante el pasado 2018: Maraña y Castrillo de la Cabrera, ayuntamientos que empezaron el año pasado con 119 y 115 habitantes en sus padrones, respectivamente.

Con esta situación, la inmensa mayoría de los territorios de la provincia tienen un crecimiento vegetativo negativo, lo que significa que hay más muertes que nacimientos durante el periodo contemplado. Así, León capital acabó 2018 con un ‘saldo’ negativo de -750, mientras que Ponferrada registró 270 fallecimientos más que alumbramientos. Pero también municipios como Villablino y Astorga superaron la centena negativa.

Así, tan solo seis consistorios leoneses tuvieron en el ejercicio al que se refiere la estadística, el último cerrado por completo por el INE, un crecimiento vegetativo positivo. Concretamente, fueron los ayuntamientos de Villaquilambre (25), Sariegos (7), Santovenia de la Valdoncina (4) y Valverde de la Virgen (3), todos ellos en el alfoz de la capital leonesa. Además, cabe destacar que Camponaraya –en el Bierzo– y Maraña –en la montaña leonesa– computaron un nacimiento más que muertes. Por último, fueron tres los territorios que equilibraron la balanza entre los dos fenómenos y cerraron 2018 con el marcador a cero: San Millán de los Caballeros, Villadangos del Páramo y Onzonilla.
En la estadística sobre movimientos naturales de la población del Instituto Nacional de Estadística se recogen, para finalizar, los matrimonios celebrados en cada municipio. En este sentido, las cifras muestran que en 81, lo que supone que en casi el 40% de los ayuntamientos de la provincia no hubo ninguna unión de este tipo.