¿Homicidio o accidente?

El cuerpo de Gina Balghaouar apareció flotando en las aguas del Bernesga a la altura del Lidl de Sáenz de Miera, pero por su aspecto, llevaba varios días en el agua y habría sido arrastrado por la corriente, muy probablemente, desde la zona del Polígono 58, su barrio, casi cuatro kilómetros río arriba. ¿Cuántos días llevaba en el agua? Es una incógnita. ¿Cómo murió? Es otra. Parece ser que la autopsia ha determinado que cuando entró en el agua estaba ya sin vida, pero la causa está bajo secreto de sumario y ninguna respuesta a tantas preguntas se confirma al cien por cien.

La investigación trabaja incesante para averiguar qué pasó con esta mujer a la que conocían bien en el barrio por su fuerte carácter, sus sonados incidentes, su problema con el alcohol y sus cambios de humor. Se barajó un posible accidente o que la mujer, que solía merodear por la zona del río, hubiera sufrido alguna muerte natural y, en cualquiera de los dos casos y a raíz de la crecida por las fuertes lluvias de aquellos días, el cuerpo sin vida de Gina fuera arrastrado por el agua. Pero no estaba claro, y la hipótesis del homicidio volvía a cobrar fuerza, pero ¿quién? Siguen buscando.

Los que la conocían saben que no era difícil que se viera metida en broncas y señalan que en los últimos tiempos estaba más descentrada de lo normal, algo que achacan a una excesiva ingesta de alcohol y a medicación o consumo de drogas.

El caso, según apuntan, es que era habitual que protagonizara algunas escenas que terminaban requiriendo presencia policial. "Tan pronto te saludaba como no lo hacía, otras veces se ponía a insultar a gente por la calle, de vez en cuando compraba cosas a los bestia y luego las repartía por la calle...". Además, dicen otros, tan pronto manejaba grandes cantidades de dinero como solicitaba que la fiaran.

Rabia Gina Balghaouar, ciudadana francesa de origen magrebí de 49 años de edad, vivía con su pareja en este barrio leonés que está junto al Bernesga, zona por la que se la veía con frecuencia, aunque pasaba mucho tiempo sola mientras su compañero, al parecer jubilado de la mina, estaba en el pueblo del que es natural, una localidad del municipio de Soto y Amío.

La mujer llevaba una semana sin aparecer por casa cuando se halló el cadáver, por lo que su pareja habría ido a comunicar estos hechos tras la aparición del cuerpo al sospechar que podía tratarse de ella. La sospecha se confirmó, un tatuaje en uno de los brazos con las iniciales B.M. ayudaron a la identificación. El misterio de Gina sigue sin resolver.