Por este motivo, las visitas guiadas a las instalaciones suelen detenerse en este ingenio singular cubierto por un cristal grueso a modo de suelo para destacar su función de facilitar el trabajo a los operarios del muelle de carbones. Dado que la nave de calderas se encuentra a la derecha, en un ángulo de noventa grados, la vía tendría que incluir una curva para dar el giro, lo que requeriría de un radio muy amplio. Para evitar esto se colocaba la vagoneta justo encima de la placa, donde se giraba para poder empujarla en línea recta hasta la nave de calderas.
Durante los primeros años de vida de la central, esta placa fue una pieza muy importante ya que la entrada principal de carbón en las calderas se llevaba a cabo a través de vagonetas. Posteriormente la central se modernizó, inicialmente con una cinta de cangilones que era la encargada de introducir el carbón en las calderas y, más adelante, con la cinta transportadora que puede verse a día de hoy en la fachada de la nave de calderas.
Sin embargo, la entrada de carbón a través de la vagoneta, la que utilizaba la placa viradora, se mantuvo siempre preparada para poder utilizarse como plan alternativo ante una avería en la cinta transportadora, algo que sucedía a menudo, según cuentan los trabajadores de la central. Con la pieza del mes, el Museo de la Energía busca recordar los 100 años transcurridos desde el inicio de la intensa actividad y la entrada en pleno funcionamiento de la antigua central de la MSP. Cada mes estará dedicado a un elemento que forma parte de la colección permanente del Museo y con la que profundizar en los secretos de esta instalación reconocida como uno de los 100 elementos destacados del patrimonio industrial español.