Guerra contra la despoblación

El Ayuntamiento de Vega de Valcarce espera frenar la pérdida de habitantes con la regularización de nuevas construcciones

A. Cardenal
25/01/2016
 Actualizado a 09/09/2019
Casas y parcelas de Vega de Valcarce, en una imagen de archivo.
Casas y parcelas de Vega de Valcarce, en una imagen de archivo.
En pie de guerra contra la despoblación. Vega de Valcarce se ha propuesto que 2016 sea el año que revierta la tendencia y frene la pérdida de habitantes que se ha producido en los 23 núcleos que componen el municipio durante los últimos años. ¿Su arma? El Plan Especial de Protección del Camino de Santiago que podría entrar en funcionamiento en el mes de junio y que supondrá la regularización de las nuevas construcciones, lo que en opinión de la alcaldesa socialista, María Luisa González Santín, permitirá «fijar la población».

«Hay un perfil claro de gente a la que le gustaría establecer aquí su residencia habitual, construir una casa y tener su propia parcela», explica Santín, que considera además que la urbanización y el acondicionamiento de las calles y las calzadas haría el municipio mucho más «atractivo».

Y es que por Vega, durante los meses de verano, pasan varios centenares de peregrinos, una enorme tasa de población flotante en comparación con el tamaño y la capacidad económica del Ayuntamiento, que tiene un presupuesto que apenas superará los 400.000 euros para este año.

Que los que pasen vuelvan, y por qué no, para quedarse, es el objetivo del Consistorio, que ante la incapacidad de hacer frente a inversiones con fondos propios, pide ayuda a la Diputación de León y a la Junta para poder llevar a cabo nuevas intervenciones.

De momento hay retraso. Vega sigue a la espera de la ejecución de los planes provinciales de 2015, lo que no impedirá que se lleve a cabo la puesta en valor de los alrededores de la residencia de ancianos, una intervención que podría empezar a finales de este mes de enero.

A la carta


Aunque el albergue público de Vega de Valcarce permanecerá cerrado hasta marzo, las instalaciones pueden ser reabiertas en cualquier momento en caso de que algún peregrino se quedé sin alojamiento en el último momento. «El número en la puerta sigue estando disponible y si alguien no tiene un lugar donde pernoctar puede hacerlo aquí perfectamente», explica la alcaldesa, María Luisa González Santín.

La escasa afluencia de visitantes durante los meses de invierno ha hecho que se opte por el cierre de la posada, ya que japoneses y coreanos, mayoría entre los peregrinos de estas fechas y de un poder adquisitivo muy alto, prefieren albergues privados durante su viaje.
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