«Hay un perfil claro de gente a la que le gustaría establecer aquí su residencia habitual, construir una casa y tener su propia parcela», explica Santín, que considera además que la urbanización y el acondicionamiento de las calles y las calzadas haría el municipio mucho más «atractivo».
Y es que por Vega, durante los meses de verano, pasan varios centenares de peregrinos, una enorme tasa de población flotante en comparación con el tamaño y la capacidad económica del Ayuntamiento, que tiene un presupuesto que apenas superará los 400.000 euros para este año.
Que los que pasen vuelvan, y por qué no, para quedarse, es el objetivo del Consistorio, que ante la incapacidad de hacer frente a inversiones con fondos propios, pide ayuda a la Diputación de León y a la Junta para poder llevar a cabo nuevas intervenciones.
De momento hay retraso. Vega sigue a la espera de la ejecución de los planes provinciales de 2015, lo que no impedirá que se lleve a cabo la puesta en valor de los alrededores de la residencia de ancianos, una intervención que podría empezar a finales de este mes de enero.
A la carta
Aunque el albergue público de Vega de Valcarce permanecerá cerrado hasta marzo, las instalaciones pueden ser reabiertas en cualquier momento en caso de que algún peregrino se quedé sin alojamiento en el último momento. «El número en la puerta sigue estando disponible y si alguien no tiene un lugar donde pernoctar puede hacerlo aquí perfectamente», explica la alcaldesa, María Luisa González Santín.
La escasa afluencia de visitantes durante los meses de invierno ha hecho que se opte por el cierre de la posada, ya que japoneses y coreanos, mayoría entre los peregrinos de estas fechas y de un poder adquisitivo muy alto, prefieren albergues privados durante su viaje.