Los 54 hombres y mujeres protagonistas de este acto fueron recibidos en el Salón de los Reyes del Consistorio con esas estrofas compuestas en el Val de San Lorenzo que cantaban las amigas mientras acompañaban a la novia y que entonaron los miembros de la Escuela Municipal de Música, Teatro y Artes Escénicas. Tras ellas, Diez se dirigió a los presentes para asegurarles que «es un honor para nosotros teneros hoy aquí, tener a representantes de ese colectivo tan importante para nosotros como sois las personas mayores, transmisoras de los mejores valores que han hecho de la sociedad leonesa lo que es hoy».
El alcalde felicitó a todos por «llegar» y también por haber conseguido «aguantar». «Aguantar, sí», respondieron los matrimonios a Diez, que dudaba sobre si había acertado a la hora de elegir el término. Le dieron la razón entre risas porque, en sus palabras, unir la vida a la de otra persona tiene mucho de eso: de compartir y de entender, de estar y muchas veces de sobrellevar al otro. Por eso vio en ellos un ejemplo de «amor» y «sacrificio» que debería servir como «referente» a la sociedad y lamentó, además, que estas parejas hayan tenido que pasar por una situación tan complicada como fue la pandemia de Covid-19. «Les han robado mucho tiempo en un momento tan importante y vital para ustedes en la vida», subrayó, por lo que «todo el agradecimiento que les podamos dar nunca será suficiente».
Un diploma y un ramo de calas
Cada una de las parejas recibió un diploma acreditativo y un ramo de calas blancas. Los primeros fueron Ángel y Vicenta, los que más han vivido como marido y mujer, 65 años, y los únicos que celebraban sus bodas de platino. Después llegó el turno de quienes alcanzaron los 60 años de casados, cuatro matrimonios y, por último, los 22 cuya fecha de enlace ocurrió hace medio siglo. Enrique y María Luz, Lázaro y Celia, Mariano y Rosa… fueron muchos los que se llevaron el documento y las flores a casa y que recibieron el calor de un homenaje a décadas de amor, de vida en común con altibajos, seguro, pero eligiendo continuarla juntos.Para cerrar volvió a sonar la música. El aula de pandereta de la Escuela trajo a la sala otra canción de boda, en este caso de Babia y de origen «muy antiguo» y a ella le siguieron unos «mandamientos de amor» de Castrillo de la Valduerna que sirvieron para desear a los presentes muchos más años en común. «¡Vivan los novios!», animaron a los homenajeados. Y «que sea enhorabuena».