Cuando del arado tiraba un burro y no más de cien caballos

Desde 1920 la Feria de Febrero ha evolucionado de la mano del campo y este año rinde homenaje a su historia que cumple 100 años

T.G.
20/02/2020
 Actualizado a 20/02/2020
Certamen de burros garañones en la plaza Mayor de 1942.  | ESTEBAN BALLESTEROS
Certamen de burros garañones en la plaza Mayor de 1942. | ESTEBAN BALLESTEROS
Hay más historias ligadas a la Feria de Febrero de Valencia de Don Juan que años hace que se celebra. A buen seguro que los visitantes y los empresarios que cada año acuden a ella guardan en su memoria recuerdos destacados sobre experiencias vividas en esos días. Con motivo de la conmemoración del centenario, muchas de esas historias se recuperan de la memoria echando la vista atrás. Como aquella que nos lleva a 1952 cuando en un día de Feria nació un buche en la fonda que había en la plaza Mayor. Fue tal el acontecimiento que allí se presentó hasta el mismísimo gobernador civil de la época tal y como recuerdan los familiares de la regente del establecimiento que a buen seguro por aquellos días estaba más transitado de lo normal gracias a la afluencia de arrieros y tratantes aprovechando el mercado de ganado.

La Feria de Febrero fue siempre en Valencia de Don Juan un gran acontecimiento ya no solo para la localidad, si no para todos los pueblos de la Vega del Esla donde desde bien temprano preparaban al aparejo de las caballerías para poner rumbo al mayor mercado de ganado que había en la zona por la época. Porque aunque en Valencia se celebraban antes otras ferias, ninguna llegó a conseguir la famay tradición de esta que hoy cumple cien años. La primera vez que se celebró fue en 1920, año en el que la corporación municipal presidida por Eusebio Martínez aprobó su creación el 2 de noviembre de 1919. Simbólicamente, 100 años después de dicha fecha, el 2 de noviembre de 2020 se falló el concurso del cartel de la Feria del centenario, siendo elegido el presentado por Germán Pérez. Se fijó el comienzo de la Feria de Febrero en el jueves anterior al domingo de Carnaval y eso le hizo valedora a la cita de ser conocida inicialmente como Ferias de Carnaval. «En plural porque realmente eran dos ferias conjuntas: jueves y viernes reunían a toda clase de ganado y el sábado y domingo era la feria de los garañones, los sementales de los burros autóctonoes que por entonces se llamaban ‘del país’ y que hoy se conocen como raza zamorano-leonesa», explica el historiador y concejal del Ayuntamiento de Valencia de Don JuanJavier Revilla. Los animales de tiro fueron así protagonistas de las primeras décadas en las que se celebró la Feria y no hay constancia hasta el año 1957 de la presencia de tractores en ella. Fue entonces cuando un industrial coyantino, Cecilio Marinelli Ferrajón, expuso varios de la marca Lanz. «Un año antes habían llegado los primeros motores de riego, de la conocida marca leonesa Piva y con ello se iniciaba el cambio tecnológico agrícola», relata Javier.

Entre la década de los 60 y los 70 del pasado siglo, el ganado fue perdiendo fuerza en la muestra y la maquinaria se fue abriendo paso al tiempo que lo hacía en los campos de cultivo. Inicialmente tenía pocos aperos nuevos y sí muchos de segunda y tercera mano que cambiaban de propietario aprovechando la Feria de Valencia de Don Juan. «Por entonces la Feria apenas duraba el jueves y parte del viernes», recuerda el historiador coyantino que recuerda la figura del alcalde Alberto Pérez Ruiz. «No sin problemas en años precedentes, logró dinamizar la Feria de 1993 dándole carácter multisectorial aunque manteniendo lo agrario como bandera», incide y destaca también a quien le sucedió en el bastón de mando, Juan Martínez Majo, quien «consolidó dicho repunte consiguiendo que en 1996 la Feria contase con el apoyo de la Junta de Castilla y León». Y hoy la Feria es testigo de esa evolución del campo y con ella han llegado tractores de centenares de caballos que dejan para el recuerdo y el homenaje aquellos burros garañones con los que se trabajaba de sol a sol.
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