Charo Robles y Juanjo Muela

Por Secundino Llorente, exdirector del IES Lancia

30/07/2018
 Actualizado a 14/09/2019
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Por el IES Lancia han pasado miles de alumnos de los que los profesores nos sentimos muy orgullosos. Todos han colaborado para escribir la historia de un instituto que es referente y puntero en nuestra comunidad. He decidido hablar hoy de dos de los más destacados. Reconozco que es muy difícil seleccionar sólo a dos porque por mi mente vagan muchos nombres de alumnos excelentes, pero correré este riesgo. Pretendía que fuera un chico y una chica, de dos épocas diferentes, de los primeros y los últimos cursos de los treinta años de historia del Lancia. Pretendía también que fueran el prototipo de alumno ideal que tenemos los profesores y que sirvan de ejemplo para nuevas generaciones.

Me decidí por Charo Robles Martínez y Juan José Muela Cascallana. Charo está triunfando en el mundo de la investigación científica con gran éxito en Alemania. Es una lástima que nuestros mejores alumnos tengan que ir fuera de España a demostrar su valía. Ella ya es una científica consolidada mientras que Juanjo es aún un neófito, pero con un futuro prometedor. Recordad este nombre porque dará que hablar. Me pregunto de dónde sacará el tiempo para hacer tantas cosas. Charo pertenece a la primera generación del instituto y Juanjo a la última.

Charo Robles nació en León en 1974 en nuestra querida ‘cantera’ del Ejido. Ella inauguró el IES Lancia en 1988 y pasó a la Universidad en el 1992. Conocí a Charo en el año 1991 en el viaje a Italia de los alumnos de tercero de BUP. Era una muchacha lista, avispada, alegre y jovial. En las calificaciones finales de COU, excelentes, ya dejaba entrever que esta niña llegaría muy lejos.

Cinco cursos acumulando matrículas de honor en su Licenciatura en Biología Fundamental por la Universidad de León van a propiciar que sea apadrinada por el biólogo español más famoso del momento, que fue también presidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y Secretario de Estado, Carlos Martínez, para hacer su tesis en Madrid sobre la muerte celular programada. De allí da el salto al otro lado del Atlántico para estudiar el mecanismo de nuestro organismo que regula, entre otras cosas, el sueño y la vigilia, cinco años en el departamento de Neurobiología de la Universidad de Harvard (EE UU) investigando el ritmo circadiano o Cronobiología, disciplina en auge porque se ha llevado el premio nobel de Fisiología y Medicina en 2017.

Después de cinco años de carrera, otros cinco de tesis y otros dos más en Estados Unidos, en el 2002 la jefa del departamento de Biología del Lancia, Asunción Zorita, me comenta que una alumna nuestra está destacando en el mundo de la investigación en Harvard. Me puse en contacto con su madre para ver las posibilidades de raptarla unas horas para venir al instituto a hablar a los alumnos de bachillerato. Su madre no me dio muchas esperanzas porque su hija estaba dando conferencias en Alemania o Estados Unidos, pero hasta Navidad no aterrizaría en el Ejido. Finalmente, el día después de Reyes dedicó dos horas a hablar a los ciento cincuenta alumnos ciencias. Estaban alucinados, ni pestañeaban, la seguían obnubilados. Querían conocer cómo había llegado desde el IES Lancia al Olimpo de Harvard. Charo humildemente les dice que todo ha sido cuestión de suerte en dos momentos de su vida: la beca para realizar su tesis en Madrid con Carlos Martínez sobre la muerte celular programada y un congreso en Gante en el que conoce a su futuro marido y con él se va al departamento de Neurobiología de la Universidad de Harvard. A todos nos quedó muy claro que la suerte había ido acompañada de mucho trabajo y sacrificio. En ruegos y preguntas le preguntaron qué recordaba de sus años del instituto y su respuesta fue rotunda: el viaje a Italia.

Después, al regresar a Europa, Charo comenzó a trabajar con el científico más citado en Alemania, y 24 del ranking mundial, Matthias Mann. En su departamento aprendió y empleó métodos pioneros en proteómica para el estudio del ritmo circadiano. Desde abril del 2017 Charo lidera su grupo de investigación en la universidad más prestigiosa de Alemania, LMU. Su trabajo no le hace olvidar su ciudad y su gente, y así nos la podemos encontrar por León unas cuantas veces al año. La última vez que hablé con ella fue en una cafetería de la Calle Ancha. El tema siempre es el mismo: nuestro instituto Lancia y cómo ayudar a las nuevas generaciones de alumnos.
En la actualidad los jóvenes tratan de imitar a sus modelos. Charo, una alumna del Polígono 10, puede ser un ejemplo para los alumnos leoneses por su trabajo. Ella siempre habla de suerte, yo estoy convencido de que sin un gran esfuerzo habría sido imposible su éxito. Charo anima a todos los jóvenes con intereses científicos a que persigan su sueño. A salir fuera de España y empaparse de otras maneras de pensar y trabajar para abrir horizontes, entre otros, intelectuales. Y cómo no, con el sueño, también compartido por ella, de volver un día a España a trabajar y devolver su conocimiento al país que le ofreció su educación y formación. Vuelve, Charo. Vuelve a tu casa, no sólo por Navidad, sino para quedarte. Queremos que los alumnos leoneses aprendan y se aprovechen de tu experiencia.

Juanjo Muela aún no tiene dieciocho años. Hace unos días escribía Fulgencio Fernández en este periódico: «Un nombre para tener en el recuerdo pues volverá a aparecer». Estoy de acuerdo. Juanjo ha pasado por el IES Lancia como un ciclón en los últimos seis cursos arrasando y ganando los premios provinciales, comunitarios y nacionales. Es el perfil del alumno perfecto que todos los profesores soñamos. Estoy seguro del futuro prometedor de Juanjo porque así lo auguran los datos obtenidos hasta el momento. Su panda de amigos le llaman cariñosamente el ‘niño 14’. He visto cómo le tomaban el pelo al recibir las notas de selectividad porque sólo había sacado un 13:90.

Me pregunto de dónde sacará tiempo para todo. Yo deseo destacar aquello que menos se ve pero que a mí más me impresiona. Le he seguido desde niño, con sólo doce años. Le pedí que se presentase para el Consejo Escolar y salió elegido por sus compañeros. Durante cuatro años asistió a todas las reuniones con madurez y responsabilidad.

He visto a Juanjo colaborando con Cáritas Diocesana en ‘Caminando Juntos’ y en los Servicios Voluntarios en Cruz Roja Española en ‘Atención Integral a Personas sin hogar’ o ‘Intervención familiar con Infancia de Riesgo’. Le gusta jugar al futbol sala con sus amigos y siempre ha participado en las escuelas deportivas municipales. En los veranos, además de disfrutar de su querido pueblo, Villarroañe, aún saca tiempo para participar en campus científicos como el de Soria o el de Robótica de la Universidad de Castilla-La Mancha. También ha aprovechado los veranos para perfeccionar los idiomas. Juanjo es bilingüe en inglés con el Certificate in Advanced English y va a la escuela de idiomas para ponerse al día en alemán.

Su gran afición es la música. Él dice que le sirve de relax. Su especialidad es la viola. Participa a menudo como miembro de la Joven Orquesta Leonesa y en la Orquesta de Juventudes Musicales de la Universidad de León.

Realmente parece inabarcable este cúmulo de actividades en un muchacho de 17 años. Pues aún hay más. Juanjo estuvo matriculado en el Bachillerato Internacional. Hizo el doble bachillerato con cinco horas lectivas más cada semana.

Esto es lo que yo deseaba destacar de Juanjo: su educación, elegancia, generosidad y disponibilidad para todo. El resto de títulos y premios es conocido porque ha salido en los periódicos.

Ya en la ESO triunfaba en los Canguros Matemáticos. También se luce como escritor en el famoso Concurso Coca-Cola. Pero su primer gran éxito académico a nivel nacional fue conseguir ser nombrado el mejor alumno de ESO de España y recibir en el Ministerio de Educación, en Madrid, el Premio Nacional de Educación al Rendimiento Académico del Alumnado. Modalidad Educación Secundaria Obligatoria.

En Bachillerato, éxito en las Olimpiadas: Medallas en Física y Matemáticas. La nota final del instituto en Bachillerato fue un 10 redondo y matrícula de honor. En Selectividad sacó la máxima nota de León con un 13.895. En las calificaciones del Bachillerato Internacional consiguió un 44 sobre 45. No son necesarios más comentarios. Deseo terminar contando una anécdota. La Junta Castilla y León convocó en el curso académico 2016-17 la Liga Debate en la Etapa de Bachillerato. Finalizaba el periodo de inscripción y recibí una llamada de la Consejería de Educación rogándome que nos inscribiéramos. Lo hice y me encargué de todo, aunque era consciente de que los alumnos ya estaban muy cargados de trabajo. Elegí el equipo, con Juanjo a la cabeza, y nos presentamos en las Cortes de Castilla y León a competir con los mejores colegios de la comunidad. Quedamos los primeros, también en Oratoria. Juanjo volvió a lucirse. La presidenta de las Cortes, Silvia Clemente, me dijo: «Déjame a este chico algún día para dar unas lecciones de oratoria a algunos diputados».

Quedaos con estos dos nombres: Charo Robles y Juanjo Muela. Los dos tienen algo en común: son leoneses y se formaron en un centro público. Ella ha llevado (los dos llevarán) por todo el mundo la bandera de León dejando muy alto el prestigio de nuestra ciudad y nuestra comunidad educativa Lancia.
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