Datos agridulces para León. La provincia ha aumentado los posibles casos de acoso escolar en el curso comprendido entre el 2022 y el 2023 en relación con el año anterior. De los 79 detectados en el periodo del 2021 al 2022, se han incrementado hasta los 82 según los datos obtenidos del informe de la Sección de Convivencia Escolar del Observatorio de Castilla y León que publicó este jueves la Junta.
Unos datos que chocan frontalmente contra los casos confirmados, que han descendido a cero desde los 17 del intervalo escolar anterior, bien porque las víctimas no se atreven a denunciarlo ante los docentes o bien porque las sospechas no puedan demostrarse.
La cifra más preocupante es la relativa al ciberacoso, es decir, todos aquellos insultos, amenazas o extorsiones que se realizan a través de una pantalla por las redes sociales. León aumenta en dos los casos confirmados, pasando de 12 a 14, ocupando casi la mitad de estas vejaciones a nivel autonómico, donde la cifra se planta en los 35. La siguiente provincia después de la leonesa es la charra, bajando hasta los 6 casos.
Aun así, los datos en el conjunto de la Comunidad son descendientes tanto en el acoso escolar como en el cibernético. Una de las principales conclusiones que se puede obtener del estudio es que las cifras de acoso y ciberacoso se reducen hasta el 0,02 %. Concretamente, se han detectado 54 casos de acoso y 35 de ciberacoso, por debajo de los 64 y 75 que se registraron el curso anterior, respectivamente. La mayoría se detectan en los tres primeros cursos de Educación Secundaria Obligatoria.
Desglosados por provincias, los datos son más alarmantes. Cinco de las nueve han visto aumentados los casos confirmados (Ávila, Palencia, Soria, Valladolid y Zamora), dos se han mantenido (Salamanca y Segovia) y otras dos han descendido (Burgos y León). En lo referido a la detección de casos posibles de acoso se denota una mayor atención del profesorado a la hora de localizar actitudes vejatorias entre los estudiantes. Y es que todas las provincias aumentan estas cifras, destacando especialmente la situación de Salamanca, que pasa de los 28 en el curso escolar de 2021-2022 a los 106 del periodo 2022-2023. En el total de la Comunidad, el incremento de los posibles casos de acoso escolar pasa de 411 a 622.
Los datos más positivos se encuentran en el descenso del acoso cibernético, que con la excepción de León y Salamanca todas las provincias han bajado a un par de casos por territorio. Separados por centros, los públicos han descendido casi a la mitad el acoso confirmado, pasando de los 44 a los 26 y prácticamente igualándose con los 25 casos de los concertados.
Impacto positivo
Según la Consejería de Educación, estos datos confirman que las actuaciones en ciberconvivencia llevadas a cabo por los centros escolares han tenido un impacto positivo. En este sentido, se destaca la labor del profesorado, en especial en la aplicación del programa P.A.R. (Parar el acoso, Apoyar a la víctima y Reeducar al agresor) donde el alumnado adquiere un mayor protagonismo en su cambio comportamental y relacional.
La Consejería que dirige Rocío Lucas considera una «prioridad» eliminar el acoso y que los centros sean, cada vez más, lugares seguros para los alumnos por lo que, aseguran, «se seguirá actuando en la prevención del conflicto, la convivencia positiva y la mediación entre iguales».
Los centros educativos ofrecen varias iniciativas en este sentido como el Programa Sociescuela, teatro para la sensibilización y el desarrollo de la empatía y formación en mediación escolar. Además, cuentan con un coordinador de convivencia y con los programas de asistencia jurídica, mediante solicitud al 012, y de atención psicológica, en colaboración con el Colegio Oficial de Psicología de Castilla y León.
El pasado curso se introdujo como novedad el Test de detección de dificultades emocionales. Una iniciativa que permite detectar 16 factores de riesgo referidos a problemas sobre internalización (desesperanza, ansiedad, depresión, autoestima…), externalización (impulsividad, conducta disocial, actitud desafiante), dificultades asociadas a la conducta alimentaria y uso problemático de nuevas tecnologías. Se trata de una prueba anónima que fue muy bien acogida por centros y comisiones provinciales de convivencia.