A Don Urbano

Hace unos días (concretamente el día 14), se produjo el fallecimiento de Don Urbano Rodríguez Fernández, Sacerdote, párroco de San Pedro Apóstol, de Ponferrada. El óbito fue fruto de una desafortunada caída a la puerta del Despacho Parroquial.

Don Urbano dirigió esta Parroquia a lo largo de 48 años. Llegó a Ponferrada un día 11 de septiembre. Formó parte de nuestra propia familia, a la que él consideró como suya en Ponferrada.

Siempre fue para nosotros un amigo, un hermano y un confidente. Hoy se nos pone un nudo en la garganta al ver su silla vacía.

Don Urbano se dedicó en cuerpo y alma a esta parroquia ponferradina, en la que dejó numerosas muestras materiales de su buen hacer. Pero, por encima de todo, fue su dedicación pastoral en las Catequesis de Primera Comunión y de Confirmación. Así mismo, su celo sacerdotal se manifestó en las Celebraciones Sacramentales y en la atención al Despacho Parroquial.

Nadie que acudiera a él se iba «con las manos vacías», lo que le hizo acreedor del respeto, afecto y consideración de toda su feligresía. Una magnífica muestra de ello es el «homenaje» popular que recibió en su funeral: el templo de San Pedro estaba abarrotado, como en las grandes solemnidades. Mi familia y yo, su familia de Ponferrada, queremos dar las más expresivas gracias a todos los que, de alguna forma, nos han manifestado su condolencia, su cercanía y la estima que les merecemos, tanto él como nosotros.

Igualmente, agradecemos el acompañamiento recibido de todos los que han querido compartir con nosotros la Fe, que es lo que nos mantiene como creyentes en la espera de la Resurrección gloriosa.