La vida reversible

La última de La Nueva Crónica

Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
05/03/2024
 Actualizado a 05/03/2024
| MAURICIO PEÑA
| MAURICIO PEÑA

Los artilugios que la vida nos pone en el camino, como la propia vida, son reversibles; siempre pueden tener el uso que parecen, para el que están hechos, o el que les acaba dando la necesidad, el ingenio o la comodidad.

Lo aprendí hace muchos años. En la vieja La Crónica, una de mis funciones era ir a recoger el artículo diario que publicaba el recordado Crémer, en el bar Río o en su cercana casa. Y el día 1 de cada mes ya sabía en qué papel había escrito el ilustre columnista su texto del día, en la hoja del calendario que había arrancado el día anterior.

- Victoriano, ¿para qué me das la hoja del mes de mayo?

- Para que leas lo que pone por detrás, que lo importante de la vida siempre está detrás de lo que parece evidente

Recordé que eso mismo me hacía otro ilustre, Olegario Cascos con sus escritos de lucha.

Desde entonces prefiero mirar la vida reversible, el envés de las cosas, la asegunda utilidad de los artilugios. 

Con excepciones, claro. Mientras no sean los somieres que acaban siendo los cierres de fincas en mitad de un paisaje rodeado de belleza por todas las partes menos por una... el somier, que quiere ser portillero pero jamás lo será. Sin menospreciar, claro está, esas viejas bañeras que han colocado en mitad del campo para evitar hacen un remanso de agua o un bebedero «de los de toda la vida de dios», como diría el vivaracho Álvaro, un rapaz de 8 años que cuando le preguntas cómo hace él un 5 te suelta que «como se hicieron los cincos toda la vida de dios».

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