Puede que no sea así, o sí

28/06/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Yo, como tú, también me pegué por quitarle la palabra a quien la tenía para contar la última gracia de mi niño de lengua de trapo. Que tenía gracia, es verdad, pero como el que la contaba.

A mí, como a tí, me parece que a nadie le quedan tan bien las cosas como a nuestro niño y te enseño la foto del móvil para que lo compruebes contus propios ojos. Y me das la razón aunque no me quiero ni imaginar el comentario nada más que me doy la vuelta.

Yo, como tú, conté convencido en el bar que el chaval es listo como ninguno pero también tengo datos que corroboran que el profesor de matemáticas le tiene manía porque el chaval hace las cuentas en casa que las enciende, no se equivoca ni en un número, no hace falta que le aprueben «por acercamiento», como decía Nano, El Cubano de Coladilla.

Yo, como tú, también estuve convencido que de todos los del equipo de fútbol —o de baloncesto o balonmano o lo que sea— el que más condiciones tiene para llegar a ser alguien es el nuestro, por más que el entrenador no le ponga en su sitio.

Y tantos otros yo, como tú.

Yo, como tú, también pensé lo de Serrat: «Niño, deja ya de joder...».
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