¿Posverdad o postureo?

17/01/2018
 Actualizado a 31/08/2019
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Vivimos tiempos sin chicha. Vas a mirar y no hay nada detrás de las fachadas. «Tanto vestido blanco / tanto boato / y cuando vas casa no tienes platos», que maliciaba la copla.

Lo que sí hay, eso sí, son palabras que definan las nadas, con la complacencia de la Real Academia que esa gente algo tendrán que hacer allí para justificar que les prenden la calefacción cuando van a pensar.

Y ahora resulta que a la puta mentira de toda la vida le llaman posverdad, allá ellos pero lo otro se entendía perfectamente.

Y por la esquina de abajo, la de la letra pe, se les ha colado el postureo, olvidando que ya existían los fantasmas, los alabanciosos, los jantanciosos, los tumbacasas, los comehogazas... los habitantes de aquel rincón en el que habían colocado el viejo cartel: «Si no tienes nada que hacer... no vengas a hacerlo aquí».

El bueno de Mauri es un clásico y busca hasta debajo de las piedras cómo justificar las viejas creencias. Una de ellas es que en León había invierno, para no llevar la contraria a la poeta que no se alistó a la Capital de los Zampones y arrumbó en la poética Capital del Invierno y para que los contadores de historias puedan seguir repitiendo aquello de que «en León sólo hay dos estaciones, el invierno y la Renfe» (Feve ya era un ente merginal).

E incluso quiere que en los estadios se pueda seguir gritando aquello de «¡alza el rabo León!», dando a entender que somos fieros. Y si miras la imagen hasta lo parecemos. Parecerá una posverdad, pero es una mentira como una casa. De qué si no iba a venir Mariano aquí de excursión.
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