Arias el de Manzaneda llega al bar de Palazuelo y nada más llegar se produce todos los días la misma conversación.
- Ponme los osos y los lobos, que la mujer echa la siesta con los chafardeos y no me deja verlos.
- Ya te puse el documental de La 2 nada más que te vi aparcar, pero hoy no tienen osos, ni lobos, se les habrán acabado.
- Pues habrá que ver los pájaros, que no es lo mismo.
No es lo mismo. Pero dice más cosas sensatas el chorlito más pequeño que Belén Esteban en estado de gracia.
Y lo que solo era una conversación sin ánimo de levantar postillas degenera en más debates que una Asamblea en la facultad de Filosofía (al menos de las de antes).
Que si lobos atacando, que si osos comiendo miel, que si mastines... como que no quiero la cosa amplio y dejo abierta la fotografía de hoy para ver por dónde le entra al agua al coco.
- Que estamos enloquecidos no lo duda nadie. Mira la foto ‘del crónico’: un mastín atado por una cuerda y un león de piedra, habrase visto, nada tiene razón de ser. Ahora suelta el mastín y que corra detrás de los lobos, que te va a decir que corra el león que está suelto.
Yo ni entro ni salgo que, como diría Aarón el de Las Bodas, nos estamos metiendo en un terreno muy pantanoso.