Al invierno no lo come el lobo

27/01/2017
 Actualizado a 05/09/2019
27-01-2017-a-la-contra.jpg
27-01-2017-a-la-contra.jpg
Para gustos, colores. Para el invierno, madreñas. Para catarros, fervidos. Para el tres por ciento, Pujol. Para locura, la del tiempo.

Y para el paso del tiempo, una realidad: que al invierno no lo come el lobo.

Nevó en Alicante y Murcia y veíamos con una sonrisa al biés cómo era noticia por lo extraordinario aquello que a otros les pasa cada año, sin pena ni gloria, pues antes llamaban desde las emisoras nacionales a algún lugareño, empeñadas en que se iban a quedar sin pan ni alimentos, para mosqueo del paisano que insistía:«Usted arréglese que yo estoy arreglado, la matanza hecha y el arcón lleno... si no hay enfermos».

Pero han pasado aquellos tiempos. Las máquinas quitanieves han acabado con la poesía de los pueblos encerrados, ya no se acantonan los vecinos resistentes en los bares hasta que el cantinero aguanta a base de vino caliente con azúcar, unas sopas de ajo, la noche sin luz que se ha ido ante la caída de algún poste y mucha conversación.

Son otras historias. Mientras en el bar los ganaderos lamentan que mañana tendrán que llevar hierba a las vacas que ha pillado la nevada algunos estudiantes regresan para esquiar y disfrutar de la nieve, los chavales del lugar esperan que el transporte escolar no funcione... Ytodos sacan del fondo de armario la ropa de invierno, que no lo come el lobo.
Lo más leído