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El momento de las convicciones

20/04/2017
 Actualizado a 12/09/2019
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Dentro del calendario conmemorativo de la Junta de Castilla y León encontramos eventos como los del bicentenario del nacimiento de Zorrilla, el autor del Tenorio, el séptimo centenario de la unión bajo la Corona de Castilla de los Reinos de León y Castilla o el quinto centenario del nacimiento de Teresa de Ávila. En unos casos lo hace a través de sus propios organismos y en otros participando con generosas subvenciones en la organización. En esa agenda no hay nada relativo al Reino de León, a la Región Leonesa o a sus territorios, costumbres y prioridades.

Hay quien dice que eso es lógico porque la Junta se ocupa de aquello que afecta a todos los territorios y no solo a una parte. Sin embargo eso no es correcto porque es la Junta quien dispone de los fondos para eventos culturales supraprovinciales. Por lo tanto los leoneses tenemos motivos para la celebración propia con fondos autonómicos, pero esos recursos se encuentran secuestrados por la Junta. De hecho sucede igual que en otros capítulos como la promoción industrial o el turismo de montaña: León carece de administración autonómica que lo represente porque o no existen fondos o se aplican con criterios hechos para otros territorios.

Un ejemplo fue el noveno centenario del Reino de León, celebrado con sordina gracias a la intervención de la Junta. El Fuero de León de 1017 es ya otro ejemplo porque nada hay hecho para su conmemoración a nivel autonómico o nacional este año. Si hablamos de los Decreta, emanados de las Cortes de 1188, fue del todo vergonzoso en 1988, cuando incluso se rebautizaron como de Castilla y León. Hay que tener cuajo.

Por esa razón, entre otras, el sábado 22 de abril a las 12 de la mañana un grupo de intelectuales capitaneado por Juan Pedro Aparicio y José María Merino va a rendir homenaje a los Decreta y a las Cortes que los dictaron, en el exterior de San Isidoro. Se trata de un levantamiento cultural en contra de la ignorancia deliberada de la Junta y de sus corifeos hacia lo leonés. Es una voz elevada contra la maldad, porque solo pueden ser malos o tontos quienes quieren extinguir la huella de León, y tontos no son.

Así la sociedad civil, a través de algunas de sus mentes más brillantes, es quien va a poner de manifiesto algo de lo que en León consideramos importante. Porque los leoneses tenemos intereses colectivos propios en el orden cultural, económico, social y político, pero es en la Junta donde el eco de la calle leonesa se merma y eso hay que evitarlo. No se trata de una cuestión de triunfos o violencias, sino de defender las convicciones por encima de los represores.
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