Santiago, para los de Redipollos Santi, es uno de esos personajes que siempre te recomiendan entrevistar pues es la suma de un poco de todo: «Buena gente, buen conversador, trabajador en todos los oficios de un pequeño pueblo de montaña, incapaz de parar incluso después de jubilado y hasta hermano de uno de los personajes más conocidos de la montaña, Manolo ‘el guarda’».
Para corroborarlo, cuando llegamos a su casa está dando los últimos retoques a una pared de piedra que bien parece hecha por un buen cantero. Y por las paredes del portalón de la casa hay herramientas y aperos de los más diversos oficios, de panadero a carpintero...
- ¿Haces de todo?
- Es lo bueno de los pueblos, que siempre hay algo que hacer. Pero antes de quedarme en el pueblo estuve varios años en Madrid, en diversas fábricas. Y recuerda como siendo todavía «un chaval fui a trabajar y por allí anduve unos cuantos años».
- ¿Hasta la mili?
- Exactamente. Vine a hacer la mili y ya me quedé en el pueblo. Ya era algo novio de la que es mi mujer, me casé y aquí estoy. Fuimos saliendo adelante, trabajando un poco de todo.
Y repasa los diversos oficios que fue ejerciendo. «En casa siempre hubo algo de ganado, todavía tengo algo para ‘entretenerme’, vacas y yeguas sobre todo. Pero también trabajé mucho en las contratas de montes, tenía un Land Rover y siempre hace falta un coche así en estos lugares de acceso difícil».
- El Land Rover sube por una pared si hace falta.
- Es un tanque.
- También estuviste en el nacimiento de las cárnicas de Valles del Esla.
- Sí, muchos años, en Camposolillo, como entendía de ganado pues estuve un poco de encargado. Y cuando fuimos a comprar los bueyes...
«Y ahora crío patos», añade con una sonrisa señalando a «los 14 patos que me sacó la pata, que me parece una barbaridad».
- ¿Los comercializas?
- No, estos son para que jueguen las nietas cuando vienen. ¡Cómo disfrutan! Y el abuelo, todavía más viéndolas.