24/07/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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Mucho ha tardado Javier Marías en responder a los reproches que le han llovido estas dos últimas semanas por haber sugerido rebajar la nota a la poesía de Gloria Fuertes. Y lo hace, en El País, rememorando aquella otra ocasión en la que osó escribir que no todas las novelas de Cela eran obras maestras.

Desde ‘viejo cascarrabias’ hasta ‘pollavieja’ sus detractores lo han tachado de todo, proporcionándole un rimero de consejos que el escritor no parece dispuesto a agradecer, todos encaminados a su tranquilidad. Asume su responsabilidad como la asumimos (aunque se a escala inferior) muchos de los que escribimos en los periódicos a quienes se les suele reprochar de todo y siempre, hablen de lo que hablen. Siempre hay quien se toma a mal lo que uno dice, aunque resulte evidente que está hecho con la mejor de las intenciones y con el propósito de llamar la atención de quien corresponda para que ponga coto a ciertos habituales desmanes.

Algunos jóvenes se atreven a aconsejar a Javier Marías que se deje de ejercer de viejo cascarrabias y se dedique a disfrutar de la vida. Es decir, prefieren que, aunque vea tan claros los errores, se llame andana, y no los denuncie. Es como cuando si en aquel León de nuestras juventudes, al sabio Don Antonio González de Lama, le hubiera dado por callarse y no poner en solfa la calidad de la poesía española predominante de la época, la oficial, la de los sonetos, la promovida por los poetastros. ¿Qué, o de quién hubiéramos aprendido algo ciertos ávidos poetas, entonces jóvenes, leoneses?

De ahí provenía el gusto de este cronista y de su amigo del alma Agustín Delgado, por debatir de la poesía de ‘Los novísimos’ y desmontar sus malabares verbales encaminados a hurtar la poesía de la cruda realidad que se vivía entonces. Hoy esto sería imposible y más si se añade el actual desprecio por la edad provecta. Ser viejo ahora es como ser un zombi. O presentas en la solapa de tus libros riestra de premios y medallas, que nadie analizará cómo te fueron concedidos y por qué, o no serás nadie.

Cuando el asunto de Cela, tan solo tres escritores, jóvenes entonces, salieron en defensa de Marías: Julio Llamazares, Félix de Azúa y Muñoz Molina. ¿Estaban los demás conformes? Por eso ahora, y para poner en valor a quienes estuvieron de su lado, se ve obligado a sacar a relucir algunos de los episodios más denigrantes de aquel Cela todopoderoso. ¿Y, el ‘pollavieja’, de Pablo Iglesias, es insulto político tal vez? ¿Y, cual será peor: viejo cascarrabias, o pollavieja sin más?
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