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Versos con el martillo

13/03/2016
 Actualizado a 19/09/2019
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Ya tenía medio entalicuadrao este rincón cuando desde la oficialidad (no se qué oficialidad porque yo en cuantas que suena el correo electrónico ya me pongo en posición de saludo) nos comunican a todos los mortales que debemos celebrar el Día Internacional de la Poesía, qué el día, la Semana. Y adjuntan el programa de actos rimados en asonante, consonante y verso libre con martillo (recuerdo una performance en la que un poeta muy serio dijo que iba a recitar un soneto y le metió 14 hostias a la pared —dos cuartetos y dos tercetos–que todavía está temblando. Ahora, el mejor fue un espectador que después de los aplausos le pidió si podía recitar a martillo el estrambote. Otras dos hostias a la pared).

Pero, ¡menuda decepción! No está en el programa, una vez más, Quinty González. ¿Se puede prescindir de quien es oficialmente el poeta del amor?¿Y de quien dice en las solapas de sus libros que «probablemente el mejor poeta en lengua castellana»(sic). Vale, que las escribe su mujer, pero también hay que ser muy poeta para tenerla así de enamorada.

Estas ausencias nunca resarcirán su mayor dolor poético. Quinty es albañil, especialista en tejados, y allí, cerca de las musas, éstas le envían directamente preciosos versos, en consonante, de amor... pero «el encargado no me deja bajar a apuntarlos y muchos de los mejores se me quedan en el andamio».

Puta desgracia la del obrero. Como para hacer versos con el martillo.
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