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Va de un jambo que está loco

10/06/2015
 Actualizado a 19/09/2019
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Habla una profesora a sus alumnos de primero de bachillerato: «Vamos a leer un trocito del Quijote. Tengo aquí una traducción que seguro os va a molar mogollón y que entenderéis a la primera sin ningún esfuerzo».

–¿De qué va el libro, profe? –pregunta Jonathan.

– De un jambo que está loco –se adelanta Jaimito que, aunque nadie se lo crea, se ha leído el Quijote de cabo a rabo.

– ¡Atentos, empezamos! –alza la voz la profe:

«En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, vivía no hace mucho un hidalgo de los de lanza ya olvidada, escudo antiguo, rocín flaco y galgo corredor».

– ¿Qué es eso de rocín? –interrumpe Daysi mascando chiche.

– Caballo; rocín significa caballo.

– ¡Ah, un caballo pequeño! ¿Como un pony?

– Bueno, más que pequeño, flaco.

– Profe –interviene de pronto Jaimito–, ¿por qué el traductor ha cambiado ‘no ha mucho tiempo’ por ‘no hace mucho’, que rompe el ritmo? En el original se entiende bien.

– Sí –le contesta la profe–, pero ‘ha mucho tiempo’ es expresión antigua, y el traductor ha querido que no parezca un libro viejo, sino actual.

– Lo de ‘lanza ya olvidada’, profe -vuelve Jaimito-, ¿se refiere a que la había olvidado don Quijote en el trastero o que no se acordaba dónde la había puesto? Porque la lanza no se puede olvidar a sí misma.

– Bueno, eso que dices está muy bien, a todo eso se refiere el traductor, Jaimito. Prosigamos –vuelve al libro la profesora.

«Consumían tres partes de su hacienda una olla con algo más de vaca que carnero, ropa vieja casi todas las noches, huevos con torreznos los sábados, lentejas los viernes y algún palomino de añadidura los domingos. El resto de ella lo concluían un sayo de velarte negro y, para las fiestas, calzas de terciopelo con sus pantuflos a juego, y honrándose entre semana con un traje pardo de lo más fino».

– ¡Alto ahí, profe, alto!, que aquí hay muchas cosas que yo no entender –interrumpe levantando la mano Jaimito–. ¿Quiénes ‘consumían’ una olla? ¿Y qué quiere decir ‘el resto de ella lo concluían un sayo de velarte’? No está claro el sujeto de ‘consumían’ y ‘concluían’; tampoco sé si ‘ella’ sustituye a la ropa, la vaca, la olla o la hacienda, ni qué es lo que ‘concluían’ ellos o ellas. ¿Y por qué el impersonal ‘honrándose’ en sustitución del reflexivo más claro ‘se honraba’? Pero lo que más me desconcierta es ese ‘traje pardo’ que viste don Quijote, no sé si imaginarme un traje maragato o uno del Corte Inglés...

– Hombre, Jaimito, no seas tan quisquilloso. Se sobreentiende que el texto está hablando de la dieta de don Quijote y de cómo vestía, está muy claro.

– Así lo entendí yo cuando leí el original, profe. No comprendí algunas palabras, pero me imaginé que vestía un poco estrafalariamente y que llevaba un dieta bastante variada, aunque le faltaban frutas y verduras. Lo de ‘duelos y quebrantos’, además, me gustaba mucho, y yo pensé que era un plato que tenía que comer los sábados y esto le causaba algún dolor, como si se sintiera culpable de quebrantar algo... Cambiarlo por ‘huevos con torreznos’ me parece una rebaja de saldo por derribo; si hubiera querido, Cervantes ya lo habría escrito así o algo parecido... Y otra cosa: ¿todos los lectores de su tiempo seguro que sabían bien que ‘duelos y quebrantos’ eran ‘huevos con torreznos’? A lo mejor eran huevos con chorizo. ¿Y le llamaban así en toda España? Quizás Cervantes tenía que haber traducido su propia obra para que la entendieran bien todos los lectores de su época...

– ¿Seguimos? –trata de continuar con la lectura la animosa profesora.

– Si no te importa, profe, quisiera que me aclararas antes eso de ‘ropa vieja casi todas las noches’–habla Samir–. Yo no sabía que don Quijote echara ropa vieja a la olla...

– Se refiere a un plato con carne deshebrada, Samir, todo el mundo lo sabe.

– ¡Ah, menos mal! –exclama Jonathan.

–Profe, profe –salta de nuevo Daysi–, yo no sé qué significa ‘velarte’.

Evelyn, animada por aquel ambiente tan participativo, interrumpe:

– Profe, yo sé lo que es una saya, pero no un sayo. Tampoco sé si las calzas son calzones o calzoncillos, porque dice que son de terciopelo... Lo de pantuflos sí lo entiendo porque mi madre los hacía de lana, aunque les llamaba patucos.

– Bueno sí, son una especie de patucos...

– Lo de ‘palomino’, profe –pregunta Jonathan– ¿se refiere a lo de los gayumbos?

–No, quiere decir pichón, palomino es lo mismo que pichón... Bueno, seguiremos la próxima semana –da la profesora por concluida y consumida la lectura del nuevo Quijote, traducido del arcaico e ininteligible español «al castellano actual íntegra y fielmente», «para hacerlo asequible a todo el mundo».

Bueno, no a todos. No había duda, este año le había tocado la clase de los torpes.
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