Sin la boina sobre los ojos

Siempre he sido exigente. Es por eso que ya vaticino un cabreo mayúsculo cuando me ponga a analizar lo que han hecho estos años aquellos que gestionan la cosa pública, lo que no han hecho y los casos en los que han hecho justamente lo contrario de lo que nos prometieron.

Seguro que usted ya tiene en mente infinidad de cosas que no están a su gusto o en las que se siente defraudado por aquellos que dicen representarnos. Están para que les exijamos, pero siempre en función de lo que hayan comprometido. Aquí en León nos ha gustado siempre el tema de la paleta (a mí el primero). Parece que no hay vida más allá del hormigón y de las grandes estructuras. Pero esta tremebunda crisis económica ha provocado que nos saquemos la boina de encima de los ojos (yo el primero). Cada vez valoramos más por ejemplo la labor del Inteco, que ha contribuido al nacimiento de un polo tecnológico y que genera empleo de alta cualificación.

Nadie pone en duda este proyecto, que nació de los mismos que prometieron millones y millones en obras como si el dinero de todos manase de una fuente. Ahí la cosa cambia, porque la vaca ha pasado de tener mamitis a quedarse escosa. Ahora el AVE llega en una sola vía, el soterramiento está en perpetuo proceso de redefinición y el Palacio de Congresos sigue en marcha simple y llanamente porque costaba casi lo mismo pararlo que terminarlo. Es cuestión de prioridades y de saber realmente lo que más conviene a esta tierra. Y me da que el cemento no contribuye a fijar población.