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¿Qué pasa en Cataluña?

29/07/2015
 Actualizado a 12/09/2019
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Conozco a Cataluña. Conozco a los catalanes. Ahora mismo escribo desde allí. Siempre me he esforzado por observar, analizar e interpretar la realidad política y social catalana. Hace más de 35 años escribí un Manifiesto (conocido como el de ‘los 2.300’) en el que se alertaba de todo lo que vino después: la deriva antidemocrática del catalanismo y su desprecio a los derechos de los ciudadanos. Hoy el objetivo final se proclama ya sin eufemismos: alcanzar cuanto antes y como sea la independencia. Todo por la independencia.
Durante años, quienes insistimos en que Cataluña caminaba hacia un sistema antidemocrático y totalitario, hemos sufrido el insulto de los catalanistas y el desprecio de los demás. Aún quedan quienes siguen creyendo en el mito de Cataluña. Hay leonesistas que admiran a los catalanes, «porque saben defender lo suyo». La realidad es que el proceso independentista está dominado e impulsado por una burguesía corrupta, taimada, soberbia e insolidaria, la «de más negra entraña», como dijo Valle-Inclán, que ha ido inculcando la misma ideología nacionalista y empleando los mismos métodos que los movimientos totalitarios del siglo pasado: el nazismo, el fascismo…¡y el franquismo! El movimiento independentista es lo más parecido al Movimiento Nacional. Comparen la importancia que adquiere la bandera, el himno, las concentraciones de masas, la imposición del catalán, el Barça, la patria, la Cataluña una, grande, libre y antiespañola, lo mismo que la España de Franco era antimasónica y anticomunista. Que esa minoría usa a la mayoría para sus fines, o sea, para defender lo suyo y aumentar su poder basándose en el mito de la patria, el pueblo y el país, es algo que sólo los ciegos y fanatizados pueden negar.
Ya oigo a los «neoindignados» y a «los progres de toda la vida» protestar airadamente. Si fueran capaces de pensar por sí mismos, les recordaría que hoy en Cataluña se adoctrina desde las guarderías en el independentismo y el odio y desprecio hacia todo lo español; que la lengua oficial y común de todos los españoles está proscrita de la enseñanza y de la vida pública; que todos los medios de comunicación están subvencionados y controlados por el poder político y se dedican a una constante propaganda en contra de la legalidad democrática española; que la presión social de los activistas hace imposible la discrepancia, a la que se denigra, persigue y sataniza; que hoy la mayor parte del dinero público que maneja la Generalidad (una millonada) está dedicado a promover y sentar las bases de la independencia y la ruptura efectiva con España, etc. La Cataluña real, en cambio, se oculta sistemáticamente. ¿Alguien sabe que Cataluña es la comunidad en que la sanidad pública ha sufrido un mayor deterioro, mayores recortes y privatizaciones, una mayor degradación, hasta límites tercermundistas?
Lo más increíble no es el atrevimiento y la capacidad de engaño y manipulación de los independentistas, sino que gran parte de la izquierda y los demócratas haya aceptado pasivamente el engaño, el chantaje, la amenaza y el desprecio a los más elementales principios democráticos que ordenan y garantizan nuestra convivencia. Todavía hay quien sigue pensando que esto de la independencia no va en serio. Hasta al Rey le ha costado enterarse. A lo peor es ya demasiado tarde. El daño, de cualquier modo, ya está hecho. Y se prolongará durante décadas.
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